Sin Teo el Junior se llevó de Bogotá un triunfo que confirma su condición de serio aspirante al título.
Chará el todero
Mientras Comesaña termina de decidir si prefiere al Chará carrilero por derecha o el que flota por detrás de Ovelar, llegó un partido en el que Yimmi debía asumir el liderazgo creativo de su equipo. Y no le quedo grande. Todo lo contrario. Sin Teo, Chará hizo de ambos: de Chará y de Teo. Su partido fue descomunal, coronado al minuto 73 por un golazo espectacular.
El Junior jugó con un compacto 4-4-1-1 con Yimmy Chará de mediapunta. En esa posición, fue posible ver todo el arsenal de recursos del crack. Fue enlace, creador, lanzador, goleador. Junto a las líneas con pases cortos, recibió varias faltas, lideró los contragolpes y cuando Millonarios mejor jugaba, con su mágico recorte y gran definición de zurda, le asestó un golpe del que no pudo reponerse.
El tipo de partido que vimos le cayó como anillo al dedo a las características de Chará. Matias de los Santos y Cadavid se paraban casi en la mitad de la cancha cuando Millos tenía el balón, y ese espacio de cuarenta metros entre ellos y Vikonis fue un manjar para el crack. Tuvo todo el partido metros para correr y encarar. Este partido dejó clarísimo el completísimo jugador que es Jimmy. Ojalá Pékerman haya visto su show en el Campín.
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Regalar un tiempo
Russo salió a jugar proponiendo a un Millonarios más similar al del semestre pasado que al que hemos visto en los últimos juegos. Con balón Millos jugó con Domínguez de mediocentro, Duque diez metros más arriba para recibir entre líneas, Mosquera de extremo derecho en una posición más centrada, Kouffaty de enlace, Quiñones de extremo izquierdo y Riascos en punta.
Después del primer gol Junior le cedió espacio y balón a Millonarios y con sus dos líneas de cuatro bien replegadas, quedó claro que el negocio del local no estaba por dentro. En ese escenario, Kouffaty naufragó, no aportó nada al equipo. Era claro que el venezolano sobraba, como nos lo confirmó Russo con su salida en el entretiempo. Mosquera y Quiñones pesaron muy poco en la primera parte.
La insistencia de Mosquera por centrarse y la inclusión de Kouffaty en el once, fueron errores que pesaron mucho en el juego. Si bien Millos fue levemente superior a su rival en el primer tiempo, quedó la sensación de que se regalaron 45 minutos. Junior jugó con seis jugadores que habían jugado contra el Cali el jueves. El local tenía la obligación de imponer condiciones desde el primer momento.
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Sin pólvora en el área
De los ocho goles que ha marcado Millonarios en los seis juegos de este semestre, solo dos los ha marcado el nueve de turno del equipo. Los dos han sido de Riascos. La falta de pegada es una situación alarmante en el equipo de Russo.
Contra el Junior vimos a un Riascos contrariado y físicamente mermado por la patada que le pegaron al minuto diez. Duvier jugó de espaldas casi siempre, recibió incómodo y no tuvo casi espacio para conducir de frente. Como suele suceder demoró varias jugadas y ataques por descargar más tarde de lo que debe. Tuvo que retirarse por una lesión en la rodilla y lo reemplazó Ayron del Valle que sigue desaprovechando las oportunidades que le son dadas.
Ayron fue más asociativo pero igual de inofensivo que Riascos. Castiga mucho al equipo la poca capacidad de gol. La definición de los jugadores de arriba no se corresponde con el caudal de oportunidades que el equipo suele generar.
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Foto: elheraldo.co