Todo pasa tan rápido, vemos tantas propagandas por minuto, que nos olvidamos de los esfuerzos de antaño por llevar a la publicidad a otro nivel. Esta vez recordamos al Pibe en Frutiño, Frutiño.
No nos digamos mentiras, este comercial es un homenaje al lugar común: Una cancha en la playa como paraíso terrenal; la mujer (mamá) como la mesera de los refrescos; un partidito playero en el que hay un matón malencarado, un inocente y tierno niño matoneado y un superhéroe: ¡El Pibe!
Pero a pesar de los recursos fáciles, del guion elemental, no se puede negar que tiene gracia. Algo de gracia. El casting del niño es fenomenal y la idea del Pibe Salvador, en faceta paternal, funciona; engrandece a nuestro ídolo. Además, las situaciones de juego, por lo falsas, por lo torpes, divierten. Lo último: es un milagro que los genios creaivos de Frutiño, para despedir el comercial, no hayan recurrido al sempiterno “Todo bien, todo bien” de Valderrama. Disfrútelo.
Pd: ¿De dónde carajos es el acento del niño?
