Cortica y al pie, le contamos cómo hizo el peor Nacional para ganarle al mejor Millonarios de la Era Russo:
El peor Nacional en años
Más allá de los tres puntos, contra Millonarios vimos, si no al peor, a unos de los peores Nacionales de los últimos tiempos. Colectivamente Nacional fue un desastre. Al final, dio la sensación de que Lillo ganó improvisando.
Antes de la lesión de Bocanegra, Lillo paró un falso 4-2-3-1, pues Elustondo fue el único volante de recuperación y Lucumí fue el único atacante que jugó por banda; Macnelly, Nieto y Aldo jugaron los tres por detrás de Dayro.
El partido de Mac, Nieto y Aldo fue terrible. Elustondo no estuvo fino en la salida del balón y los volantes ofensivo jugaron muy lejos de él. Los laterales nunca pasaron y Lucumí nunca pesó. Ni por adentro ni por afuera, Nacional pudo hacer daño en el primer tiempo.
Y en defensa fue una coladera. Pero el problema no fue la línea de tres en sí mismo. El problema es que los volantes perdieron demasiados balones en la mitad y se desentendieron en defensa, igual que los carrileros a los que les importó un pepino volver.
Si Lillo no afina, va a tener que renunciar a su obsesión de atacar con 10 hombres.
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Jugar como nunca y perder como siempre…en el Atanasio.
Hay días en los que Millonarios se acuerda que tiene 14 estrellas, que es un equipo grande, que tiene la obligación de salir a proponer en todos los campos. Y así fue. Gracias a una actitud destacable de los jugadores y a una lectura sensacional de los puntos frágiles del rival por parte de Russo, Millonarios, por momentos, fue mucho más que Nacional en el Atanasio. Y aun así perdió.
El plan fue claro. En defensa Russo planteó un presión media-alta y aprovechó la fiereza de Del Valle y Maxi —que jugó por detrás del 9— para incomodar la salida de los centrales de Nacional y cortar el peligro de raíz. En ataque la premisa fue clara, recuperar el balón en campo contrario, abrir la cancha y explotar el uno contra uno de los hombres en banda para luego encontrar a Del Valle o al extremo del lado contrario en el área.
Cuando Lillo puso la línea de tres atrás, Russo no sacó el pie del acelerador y mantuvo a los tres arriba jugando mano a mano con los centrales. Y la rompió. El 0-1 y el 1-2 llegaron así. Recuperación en la mitad, transición rápida y uno contra uno en campo rival.
El genio de Mosquera y el sacrificio de Del Valle, y Valencia, y de Maxi, y de todos debió haber sido suficiente. Pero no… se acabó el tanque, Russo demoró los cambios y las individualidades de Nacional fueron suficientes para acorralar a Vikonis en los últimos 15 minutos.
Macalister y el palo…
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Y entonces está Dayro
Que es indomable, que es suficiente para ser él solo una clave. Que juegue mal o juegue bien, se cuide o no se cuide, haga lo que el técnico le dice o se mofe de él, siempre… siempre es suficiente para romper la balanza. En la última del partido, como hace unos meses, otra vez se volvió burlar de Millos. ¿Qué sería de este Nacional tan pobre sin este loco?
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