Un hincha de Millos repasó la historia reciente del club a través de 5 camisetas que todos recuerdan.
El hincha de Millonarios vive una época oscura. Atlético Nacional ya nos mira desde muy alto, Santa Fe tiene una imparable sed ganadora y no se cansa de quedar campeón, y ahora que el América volvió a la A ya no hay de quién burlarse.
Aun así, nosotros mantenemos la fe en la buenas y en las malas. Sin embargo, exigimos que se respete la camiseta. Queremos que se respete ese color que ha aguantado el paso del tiempo. Queremos que se respeten todas esas camisetas que significaron cosas tan distintas pero a la vez una sola: el amor por Millonarios. Por eso, recordamos la historia reciente de Millonarios en 5 camisetas.
Camiseta 1988
El (pen)último campeón. Durante tantos años, (24, no me olvido nunca) fue la camiseta del “último” campéon. Una generación de la que me hablaron siempre. Los que casaron esa pelea a muerte con Nacional. A Gamero lo conozco como el gran (aunque mañoso) técnico colombiano; a Vanemerak por el Millonarios de semifinales Sudamericana 2007 que supo ponerme a soñar; y a Iguarán por su leyenda (los papás de mis amigos dice que James Rodríguez no le llega a los tobillos). Fue una época de gran fútbol, pero que todos sabemos que está manchada por el dinero de la coca. La mítica “Colombiana” la vi mil veces en replica. Nunca he visto una original. Sin duda una camiseta memorable que muchos tendrán en su casa empolvada pero con la certeza que tiene un precio que nadie podrá pagar nunca. Solo el que la tiene sabe cuánto vale.
Camiseta 1997
A finales de los noventa todavía Millonarios metía miedo. Para recibir su cumpleaños 50, Millonarios se hizo con una generación de dos sub-campeonatos. Dicen que nadie los recuerda porque nadie recuerda al segundo, pero todos los que vieron una pared entre John Mario ‘El Divino Niño’ Ramírez y Ricardo Lunari la tienen tatuada. Además, cómo olvidar el temple de Bonner Mosquera (o ese golazo al América). La camiseta Torino fue una de las 4 camisetas que tuvo Millonarios a lo largo de un año (ya comenzaban los problemas empresariales). Una generación dorada de cuatro camisetas y cero títulos. Sin embargo, yo todavía saco esa camiseta Leona (que todavía me queda holgada 20 años después) y juego a ser el último 10 bogotano sobre la grama sintética. Hay que pararse el cuello para celebrar los goles.
Camiseta 2002
La crisis. “Millos no tiene dinero / no tiene con qué comer / solo come arroz con huevo / y se va para la B”. Dolor absoluto. Nadie quería patrocinar a Millonarios, nadie quería jugar en Millonarios, nadie quería entrenar a Millonarios. Oscar Cortés asumió el reto de entrenar un equipo lleno de juveniles que —decían— podía desaparecer en cualquier momento. Hubo temor y una camiseta completamente azul soledad. Conozco pocos hinchas que aún la conservan. El que la tiene se limpió lágrimas y mocos más de una vez con ella.
Camiseta 2007
Y llegó Vanemerak a por la Sudamericana. El primer sueño de mi generación, el primer orgullo de los millenials azules. A pesar de que Ospina jugó 70 minutos gratis, a pesar de que nos pitaron penal inexistente en contra, eliminamos a Atlético Nacional en su casa. Que lindo amargar paisas a domicilio y más a esos históricos: Ospina, Galván Rey, Aristizábal, Aldo Leao entre otros (por favor, vea esto y recuerde). Después sacamos a Colo-Colo y a Sao Paulo (primer equipo en ganar allá en torneos oficiales). Todavía me despierto en las noches gritando el gol de ‘Morumbí’ Zapata. Después Salvador Cabañas nos dio un baile que, aunque nunca olvidaré los pasos, nunca podré bailar. Era una camiseta sencilla que iba de la mano con la sencillez de Ciciliano y contrastaba con los lujos de Estrada (calvos divinos). Escribo esto y me arden las manos y el corazón porque recuerdo que la perdí en una mudanza. Me consuela repetir los goles en YouTube cada vez que me da la gana.
Camiseta 2012
Justo después del peor semestre de nuestras vidas, cuando Santa Fe quedó campeón y nos sentimos como el único virgen del curso, Millonarios reaccionó. El sueño hecho realidad. Wason: Santa Fue 7×2. La colita mágica de Johnny Ramírez (ya saben a cuál me refiero, pero no juzgo si disfrutó de ambas). Pedro Franco el niño maravilla y Román Torres el panameño más bogotano de la historia. Mayer Andrés Candelo el diferente, el último 10, el Riquelme colombiano. El, en ese entonces, intratable Lewis Ochoa. Wilberto Cosme, el delantero que nos comprobó que no hay que saber controlar una pelota para mandarla al fondo de la red. Nelson Ramos. Todos sacaron a Millonarios de esa muerte lenta. Por fin pude quitarme el dolorosísimo estigma de ser hincha de un equipo al que nunca había visto campeón. La camiseta era linda excepto por esos “Hyundai”s embutidos a las patadas al mejor estilo de un carro de Nascar. Que tesoro puede llegar a ser un pedazo de tela dry-fit.
Camiseta 2017
Lo digo sin tapujos: Millonarios me decepciona. Somos el hazmereír del FPC. Amo a mi equipo y quiero volver a meter miedo: quiero que cuando la gente haga cuentas para clasificar diga “si nos va bien a Millos le sacamos un empate”. Este 2017, después de los refuerzos mágicas que sonaron y luego se cayeron (Pisculichi, Carlos Darwin Quintero, Guillermo Celis, Maradona, Messi), después del desplante grosero de Diego Cocca, después de los ires y venires, de la eliminación en Libertadores, estamos ahí, como siempre. De la mano del zorro viejo que es Miguel Ángel Russo vamos por la número 15.
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