El clásico le sobró nervio y le faltó fútbol. Leao puso el 1-0 definitivo. Nacional es más líder que nunca y Millonarios debe trabajar a doble jornada.
Decidir Mal:
Fallar es una condición inherente al futbolista. Definir a un jugador por los fallos es mezquino y torpe. Al 56 Dayro erró un gol de antología y no por eso deja de ser un bestial delantero. Pero hay matices.
En Millonarios, de mitad para adelante, decidir mal parece un patrón. John Duque es una aspiradora para recuperar, lo sabemos todos, pero cuando busca saltar líneas, filtrar balones, falla mucho. Mosquera, por la derecha, es jodidísimo en el uno contra uno, es rápido e imprevisible. Pero en el área es un desastre, un mar de nervios, y su posición le exige sangre fría. Duvier Riascos parece tener cien ideas a la vez, se hace un laberinto y en noches como hoy decide todas mal. Elicer Quiñones hoy fue tres de arena y una de cal.
Con futbolistas tan erráticos en el último cuarto, la fluidez y la eficacia se hacen una quimera. Hay trabajo para doble jornada para Russo.
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Alejandro Bernal Y Leao
Alejandro Bernal está entre los tres mejores volantes mixtos de nuestro fútbol. 20 minutos le bastaron para cambiarle la cara al partido. Con él en cancha (entró por un Macnelly que volvió a estar muy mal), Nacional se disfrazó de campeón de América. Como un imán, juntó al equipo y explotó el temible juego interior verde. Marcó el tempo del partido e hizo sentir cómodo a su equipo. Asistió a Leao para el gol y fue el gran responsable de que el verde terminara el partido con autoridad en El Campín.
Proyección: Noches como hoy nos llevan a pensar que Leao, que transpira jerarquía, va a terminar alternando con Macnelly Torres. Suelto, sin responsabilidad en marca, está para trarele muchos puntos al verde. Sonríe más jugando atrás del delantero que de segundo volante central. Leao se hará 10.
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Los Náufragos
El partido quedó debiendo. Se jugó con vergüenza y nervio, pero falto fútbol. Y el gran síntoma de esto fue el naufragio de Dayro Moreno y de Ayron del Valle (ambos, con frustración en la cara, salieron sustituidos). Lo de Nacional se entiende un poco más, jugó entre semana y fue un equipo mixto, el empate le sabía bien.
Pero en Millonarios, o el 4 2 3 1 de Russo gana en arrojo, en riesgo, o el equipo volverá a sufrir el calor del desierto ofensivo. Ataca poco y ataca mal, sin fluidez y sin sorpresa. Para jugar con un solo delantero y tener fuego, Russo tendrá que revolucionar su segunda línea de tres, hoy plana, intermitente, errática.
Despedida: Grandes futbolistas, pobres periodistas.
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Win Sports