Millos juega bien, pero no le hace un gol a nadie

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Millos se llevó tres puntos clave contra el siempre jodidísimo Pasto de Flabio. El equipo juega bien, pero hay cosas que debe corregir. Se las contamos.

 

Es un hecho, el Millos de Russo juega bien
A si hubiera empatado, o incluso perdido, habría que reconocer que este Millonarios juega bien. Si en el Atanasio contra Nacional la derrota fue injusta, en Bogotá contra el Pasto, por lo que mostró el equipo, cualquier otra cosa distinta a una victoria habría sido una decepción mayor.

 

Desde que pitó el árbitro, Millos mandó. Como contra Nacional, Russo adelantó el bloque y presionó la salida de los centrales del Pasto con Del Valle y los volantes interiores. El desgaste físico de Duque y Macalister fue brutal. Por las bandas, Palacio y Banguero estuvieron férreos y anularon por completo a Yesus Cabrera y a Dájome, las principales armas de Flabio. Entonces, sin extremos y sin salida clara desde atrás, el Pasto del primer tiempo fue un peluche.

 

Ofensivamente Millonarios también mostró una cara feliz. Vimos a un equipo agresivo, amplio, con Duque y Macalister llegando hasta el área, Mosquera encarando por la banda y Maxi arrancando desde la derecha, pero terminando en la frontal del área para rematar las jugadas, casi como un segundo delantero.

 

La fórmula fue intentar recuperar el balón cerca del arco contrario para luego abrir la cancha con Mosquera y los laterales —ambos de muy buen partido— para tirar centros a Ayron, a Maxi y a los volantes interiores, que siempre llegaron. El peligro en el arco del arquero Mosquera fue permanente, hubo muchísimas opciones, pero en el área siempre se decidió mal.

 

Millos no le hace un gol a nadie
Que el gol de Ayron no nos engañe. El 1-0 final llegó tras un error grosero de la defensa del Pasto y de no haber sido así, el árbitro habría podido agregar 90 minutos más y Millos simplemente no la iba a meter.

 

Si al principio del semestre el problema era la incapacidad para generar volumen ofensivo y llevar el balón hasta el último cuarto. Ahora la cosa pasa porque no hay quien aproveche las opciones que se crean. Contra el Pasto se generaron bastantes y buenas jugadas de peligro; los centros fueron abundantes y los pases atrás, al corazón del área, también. Entonces el problema estuvo en la falta de contundencia.

 

Incontables fueron las veces en las que el balón llegó a posición de peligro, pero siempre hizo falta que apareciera un rematador; y las pocas veces que apareció lo hizo incómodo o decidió mal. Si la propuesta va a ser tirar centros, a Millonarios le hace falta un delantero que sea más contundente por arriba y que tenga lomo y estatura para fajarse con los centrales.

 

El Pasto pudo haber ganado…
La falta de gol pudo haber sido trágica. El Pasto de Flabio estuvo desconocido y fue sometido la mayor parte del partido. Sin embargo, en el segundo tiempo aprovechó el desgaste físico que había hecho Millonarios y con muy poco logró generar las dos opciones de gol más claras del partido.

 

Seguramente por la ansiedad de no lograr hacer el gol, en los últimos 20 Russo adelantó líneas y el equipo quedó descompensado. De los Santos y Cadavid son muy lentos para jugar mano a mano y si los volantes ya no pueden volver con la intensidad de los primeros minutos, Millos se hace muy vulnerable.

 

De vainas que Dájome no estuvo afinado.

 

Foto:

El Espectador


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