Apenas por encima de lo mediocre

3510

Compartir artículo:

Colombia clasificó a Rusia, pero su desempeño, por juego y resultados, dejó mucho que desear.

 

Luego de la euforia por la clasificación considero que es hora de ser sinceros con respecto al desempeño de nuestra selección a lo largo de este suplicio que llamamos eliminatoria mundialista. Es más, concentrémonos solo en el sprint final. Dos puntos de doce posibles hablan de un presente preocupante y de un equipo errático, confundido y venido a menos.

 

Si después de la doble fecha Bolivia-Ecuador todo el calendario lucía en favor nuestro, desde el encuentro con Venezuela en San Cristóbal, las confusiones individuales de algunos jugadores y algunas pobres decisiones del cuerpo técnico mandaron este panorama al traste. Acabamos la eliminatoria sufriendo, con las uñas, contra una Perú en alza en el estadio Nacional de Lima.

 

Sin miedo a ser tildado de aguafiestas, de “escupir en el ponqué”, creo que es momento de ser reflexivos y de reconocer un horizonte gris de cara a lo que se viene. Es el momento de hacerlo porque aún tenemos tiempo de corregir el rumbo, más ahora que estamos clasificados y todo se hace más fácil (y divertido).

 

Lea también: Nos conviene NO ser cabeza de grupo en el Mundial

 

Para mí, más que de las decisiones del técnico, que fue errático en los cambios y más de una vez se mostró dubitativo, el problema parte de un bajón futbolístico de nuestros principales nombres. A excepción de Falcao y el gran Abel, el desempeño deportivo de nuestros líderes ha bajado considerablemente.

 

Ospina ha perdido aquello que no debe perder nunca un portero: la confianza. Se le ve asustadizo y no sale casi nunca de su área, se refugia en los tres palos mientras pasa angustias en todos las pelotas quietas. Se le ve en la cara. Cristián Zapata está más lento que de costumbre y está perdiendo en los mano a manos, que antes eran su fuerte. Sánchez no ha vuelto a ser “La Roca”: se ve más lento en la marca y, sobre todo, está sufriendo para hacer ese “primer pase” vital para la transición defensa-ataque. Cuadrado sigue tibio, haciendo regates sin profundidad, como si no creyera en sí mismo.

 

Y luego está el tema James. Porque no nos digamos mentiras: en los últimos partidos el nivel del 10 ha caído. Todos lo amamos y lo veneramos y queremos que sea figura en el Bayern; queremos que le demuestre al mundo que Zizou estaba equivocado. Lamentablemente, con el nivel ofrecido en estas fechas no lo va a conseguir. Él es el talento, el jugador distinto, el diferente, uno de los que tiene mayor experiencia internacional y por eso se le debe exigir más. Un equipo que depende tanto de él —como dueño del balón, generador, goleador y organizador del ataque— siente de manera dramática su bajón. En las últimas fechas dejó de ser el guía y la inspiración. El gol contra Perú, además de clasificarnos, sirvió para tapar todos sus nubarrones.

 

Le puede interesar: El compromiso de David Ospina con Colombia

 

Tiempo hay para corregir en lo táctico. Sin embargo, la clave está en que los estandartes del equipo suban su nivel, que se afiancen en sus equipos, tengan minutos y lleguen con mayor confianza a Rusia. Si llegan mal y con falta de ritmo no habrá estrategia que valga.

 

Esta vez, a diferencia de hace cuatro años, Colombia se metió al Mundial por la ventana. Pasamos haciendo un papel muy discreto en medio de un campeonato nivelado por lo bajo. Por esto mismo es que nos clasificamos de manera directa con 27 puntos. Estuvimos “ahí”, en medio de la mediocridad, sacando un poco la cabeza a flote. Nuestra eliminatoria por juego y por puntos estuvo apenas encima de lo mediocre.

 

Ojalá no pase lo de aquel famoso equipo en franco declive que clasificó de la misma manera (con centavitos) a Francia 98. Ya sabemos cómo acabó esa historia y estamos a tiempo para evitar repetirla.

 

No se vaya sin leer: Contra el discurso del fracaso

 

Foto:

WRadio


Lo más leído