Colombia le tiene pavor a Venezuela

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Nos las damos de los muy machitos, de los muy café con leche, pero de Venezuela siempre volvemos con el rabo entre las piernas.

 

Venezuela viene jodiéndonos el caminado desde hace un buen rato. Con decirle que la última vez que les ganamos allá, yo ni siquiera había nacido; fue en diciembre del 96, con goles del Patrón Bermúdez y del ‘Gordo’ Valenciano. Para mí, Venezuela es el Coco. Con todo y esto, todavía hay gente lo suficientemente descarada como para mirar a la Vinotinto con desprecio.

 

La historia se repite cada cuatro años: llegamos a Venezuela dándonoslas de muy café con leche y nos toca devolvernos con el rabo entre las piernas. Esta semana no ha sido la excepción, el triunfalismo ciego y obstinado es de lo único que entienden la prensa y la mayor parte de los aficionados. Hay, incluso, quienes tienen la desfachatez de hacer comentarios sobre “el hambre de los jugadores venezolanos” y “su dificultad para limpiarse el culo”, que nada tienen de chistoso. Llegar al extremo de burlarse de las desgracias que se viven en el país vecino, no solo demuestra un pésimo sentido del humor y del gusto, sino también algo que ninguno estaría dispuesto a admitir en público: le tenemos miedo a la Vinotinto. Sí, miedo. Pavor.

 

¿Se acuerda cuando, en el 2015, estuvo dando vuelta la noticia de que Juan Arango ficharía por el América de Cali? El volante no necesitaba introducción, lo conocíamos de sobra, pues es justamente la encarnación de todos nuestros miedos. Lo sigue siendo, a pesar de estar retirado de la selección. Nunca ganamos en Venezuela, mientras Arango estuvo sobre las canchas. Menos mal que América no lo trajo, o él no quiso venir, quién sabe; lo que sí es que todos sabíamos que lo mejor era tener lejos a este matón, a este bully que nos la montó por tanto tiempo. Poquitos jugadores nos han dejado una cicatriz tan marcada como Juan. Y claro, como al destino también le gusta tirárselas de chistoso, aquí tiene para que se ría: don Iván y doña Gladys, los papás de nuestro verdugo más ilustre, son de Medellín. La zurda maldita que nos sometió durante más de una década pudo haberse enfundado la Tricolor, en vez de la Vinotinto. Ja ja. Qué ironía.

 

Por no admitir que le tienen miedo a Venezuela, muchos buscarán irse por las ramas, menospreciando lo conseguido por la selección venezolana. Dirán que nunca han ido a un mundial y recordarán furiosamente que les dimos un baile en Barranquilla la última vez que los enfrentamos, también dirán con alivio que Juan Arango no volverá a jugar nunca más para su selección … y sí, todo esto es verdad… pero, eso no quiere decir que no necesitemos sumar el jueves en San Cristóbal.

 

Una derrota en Venezuela, sumada a un posible tropiezo contra Brasil, en Barranquilla, podría complicarnos un sueño mundialista que damos por hecho. Y, ojo, el equipo de Dudamel se las trae; el subcampeonato obtenido por la sub-20 en el Mundial de Corea del Sur es prueba de esto. No sería la primera vez que el exceso de confianza ante la Vinotinto nos privara de puntos preciosos. Hay razones de peso para temerle a los venezolanos; así que lo mínimo es ser prudentes. No les faltemos al respeto.

 

Foto:

El Universal


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