El ‘Rey del Gol’ es un apodo que sale fácil. Que Galván hizo muchos goles, que casi nos cansamos verlo celebrar en los compilados de los domingos es una verdad que no admite debate.
Argentino de nacimiento pero colombiano de corazón, llegó a nuestro país de la mano de Alfonso Núñez, que lo presentó en el Once Caldas. Entonces Manizales se enamoró del Rey y el Rey se enamoró de Manizales. Llegó un viernes lluvioso y, solo dos días después, debutó en la victoria contra Santa Fe. Amor a primera vista.
Desde que llegó, con su cara de pibe y sin nada que mostrar —venía del Deportivo Aguilares de la segunda división argentina— sorprendió al FPC con su velocidad, intuición para buscar el espacio y sacrificio. Tenía partidos buenos, regulares y malos, a veces muy malos, pero nunca se olvidó de su amigo el gol. De día o de noche, con sol o con lluvia, derritiéndose en Barranquilla o temblando de frío en Bogotá, Sergio siempre la metió.
Fue en el 99 cuando se graduó de futbolista de élite. Ya convertido en líder, figura e ídolo absoluto del Caldas salió goleador del torneo con 26 goles. ¿Y el equipo? Entregado a él, pero incapaz de salir campeón. Igual poco importaba, a Galván se le veía feliz, disfrutando y haciendo disfrutar… Y presente, siempre presente, en los compilados de los domingos.
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Pero llegó el profe Montoya y todo cambió. Fue pieza clave del milagro del 2003. Siete años después de aterrizar en La Nubia pudo mirar de frente la posibilidad de salir primero. ¿El rival? El Junior de Dragan Miranovic, el ‘Torito’ Arzuaga y Eudalio Arriaga. En la ida en Barranquilla fue un empate sin goles. En la vuelta, con 15 minutos por jugar, con las piernas ya cansadas y el tanque sin gas, con los penaltis tocando a la puerta, Galván olió sangre en el área, aprovechó un mal control y de zurda, pegado al palo izquierdo, hizo el gol del campeonato. Cincuenta y tres años de sequía llegaron a su fin. Con el título de liga vino la Copa Libertadores
En la primera mitad de la Copa siguió siendo el Rey y fue clave para la clasificación del Once a los cruces directos. Pero en el 2004, a mitad de torneo continental, el olor de los dólares lo llevó por un sendero que seguro hoy, 13 años después, sigue lamentando: aceptó cambiar la loma, su loma, por los rascacielos y firmó contrato con el Metro Stars de Nueva York. El 6 de abril de 2004 el Palogrande lo despidió rendido a sus pies. Con una ovación atronadora le agradeció los 171 gritos de gol; el campeonato después de 50 años; y la nueva aventura.
En Estados Unidos sufrió más de lo que disfrutó. Le tocó ver por televisión la obra maestra del profe Montoya. Le tocó oír en inglés como sus amigos subyugaban al Virrey Bianchi y a Boca en Manizales. Todo esto mientras él apenas contaba para su entrenador y los goles, extrañamente, se le atragantaban. Nueve goles, un año y cincuenta y un partidos después, Sergio dejó Wall Street para volver a Colombia. En Nacional lo recibieron con la expectativa que despiertan los killers.
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Ardila Lülle le pagó el sueldo por cuatro años y gritó gol 58 veces gracias a Galván. Después fue a parar en el América, donde sus registros de gol y de juego decayeron, pero donde terminó de darle forma a su mito. Fue contra el Junior, perdiendo 1-2 y a falta de 5 minutos, que el Rey del gol, con un cabezazo feroz, consiguió su grito 218. Y entonces pasó a mirar a Valenciano desde arriba: se hizo máximo goleador histórico del FPC.
Colgó las botas un año después jugando en Santa Fe, curiosamente el equipo contra el que debutó. En Bogotá, con las piernas cansadas, ya lento, casi predecible, respondió con decencia y trabajo. Hizo el gol, de penal al 93, con el que Santa Fe alcanzó los cuartos de Sudamericana contra el Cali (y sí, cómo olvidarlo, con una plancha infantil regaló el penal, al minuto 93, con el que Vélez eliminó al Rojo de la Libertadores).
¿Algo más de Galván? Es el extranjero con más partidos (547) en nuestro fútbol. Es el único jugador que ha hecho 5 goles tres veces y el goleador histórico del Once Caldas en Copa Libertadores. Un animal. Un completo animal.
PD: Se nacionalizó colombiano, por lo que es imposible no preguntarse si le quedamos debiendo la oportunidad de buscar el gol con la camiseta de la Sele.
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El Heraldo