El problema no es Croacia, es Argentina

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La albiceleste pudo encontrar las ganas, pero nunca logró consolidar el juego.

 

Sampaoli se acordó tarde de lo que creía

 

Argentina salió con un 3-4-3, modo Sampaoli. Así inició este ciclo, con dos carrileros y un fútbol agresivo y dinámico. Contra Croacia, hizo la de él.  Jorge buscó un equipo ofensivo, con carrileros largos, que presionara arriba y con tres delanteros que entraran y salieran del área.

 

En el papel todo eso suena bien —en Chile le salió perfecto—, pero no hubo tiempo para trabajarlo. De un día para otro, no puedes poner a presionar a once jugadores por todo el campo y esperar que no dejen huecos en banda; no puedes sumar en ataque tres delanteros libres si no les enseñas a no estorbarse entre ellos; no puedes decirle al mejor jugador del mundo que vuele libre si el resto del equipo no está ordenado para respaldarlo.

 

Pero eso es pan de otra mesa… Esa fue la decisión inicial y ya está. Lo que sí es inadmisible es que en el mes de pretemporada que tuvo en Barcelona, Samapoli haya reculado para trabajar un tradicional 4-2-3-1/4-4-2 (el que usó contra Islandia) y que luego, en el día de la verdad, haya vuelto a probar con la suya. Se perdió tiempo para preparar una idea que lo requería. La Argentina de hoy fue la de Paoli, pero se vio cruda y mal preparada.

 

Era una o la otra, no las dos.

 

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Mascherano es una sombra de su pasado

 

Javier es un grande, pero hace meses ya no está. Hoy metió las mismas ganas de siempre, tuvo la misma cabeza de siempre, pero su físico no lo acompañó.

 

Sampaoli necesitaba que cortara la salida post-pérdida para evitar la contra. En un esquema tan arriesgado, era necesario un futbolista que trancara y cortara todas esas jugadas en las que Argentina quedó mano a mano. Masche, en cambió, nunca salió en la foto, hizo faltas innecesarias y, cuando decidió sumarse al ataque, no la entregó redonda. No fue capaz de cerrar ninguna puerta en los ataques croatas y Argentina nunca pudo hacer efectiva su presión. Los croatas siempre encontraron por donde pasar.

 

Al proyecto Paoli le hizo falta un volante de corte con mucho más despliegue que el del Mascherano de hoy, alguien de capaz de sostener el ritmo frenético que implica jugar con tres defensas y una presión alta. No debió venir a Rusia, duélale a quien le duela.

 

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Croacia entendió el entorno

 

Con el medio campo croata, no hubiera sido raro ver a una selección prolijia y tocadora. Sin embargo, Croacia fue más inteligente que eso y supo que, con la presión alta de Paoli, era muy arriesgado construir desde atrás.

 

El técnico Dalic prefirió jugar directo y jugar al espacio para aprovechar los huecos gigantes que dejó la improvisada línea de tres de Argentina. Sin un buen Mascherano y con dos carrileros —Salvio y Acuña— que llegaron tarde a cerrar las bandas, jugar a otra cosa era contraintuitivo. Luego, las veces que logró parar varios hombres en campo contrario, presionó para provocar el error del arquero y los centrales. Así llegó el gol que lo abrió todo. Presión de Rebic y macana de Caballero. 

 

Lo que vino después fue previsible. Está Argentina, más allá de alguna pincelada de Messi, no tiene como salir de un aprieto.

 

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Foto: Fifa

 

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