Pelé, el antipático

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Edson Arantes do Nascimento ha sido probablemente el jugador más grande de todos los tiempos. Pero como exjugador, Pelé ha hecho de sí mismo una figura antipática, arrogante y cómplice del poder. 

 

Si alguien tiene autoridad para hablar de futbol, ese es Pelé. Menotti y el ‘Loco’ Gatti, dos leyendas del fútbol mundial con más de 60 años de barro y pelota, dicen que nunca vieron nada igual. Nunca un portento físico estuvo al servicio de un prodigio técnico de tal envergadura. Lo describen como una pantera, como un iluminado. Y bueno, solo él debutó en un Mundial con 17 años y lo ganó. Solo él ganó tres. El Pelé futbolista es un patrimonio universal de este deporte. Un ser inmaculado blindado por la historia. Pero otra cosa, una muy distinta, es el Pelé exjugador.

 

Me niego a aceptar que por más grande que haya sido un deportista este pueda estar autorizado para todo lo demás. Desde el respeto y la admiración, también debemos mirar a las leyendas con los lentes del escrutinio, de la sospecha, del filo del periodismo. Son figuras de una influencia notable y por eso tienen una gran responsabilidad pública.

 

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Desde este prisma, hay tres cosas de Pelé que me resultan insoportables: su convivencia con la aristocracia de la FIFA, su permanente sed de reivindicación y su descarada mentira con el tema de los mil goles.

 

No me consta, no tengo pruebas y no insinúo que Pelé se haya lucrado con dineros mal habidos. Seguramente no fue así. Pero su cercanía con Blatter y la burocracia de la FIFA en estos años fue vergonzosa. En 1994 Pelé tuvo un duro enfrentamiento con Joao Havelange -presidente de la FIFA por 24 años y quién fue el dirigente más influyente en el crecimiento económico del fútbol- por acusar a su yerno, Ricardo Texeira, de recibir sobornos. Parecía valiente, parecía velar por la transparencia de la pelota.

 

Hasta que Havelange fue sucedido por su hijo político, Joseph Blatter, que empezó su mandato en 1998. Pelé fue duro con Havelange, pero no tuvo reparo alguno para disfrutar de los lujos de la era Blatter. Cogido de su mano y la de su séquito de burócratas, viajo durante años por todo el mundo a mundiales, torneos, eventos, inauguraciones. Apoyó su candidatura siempre. Incluso en 2015, cuando la fiscal Lynch publicó su investigación sobre la red de corrupción de la FIFA acerca de la reelección de Blatter, dijo: “hacía falta la reelección. Es perfecta. Necesitamos gente con experiencia”.

 

Foto: esportes.r7.com Pelé y Blatter siempre fueron muy cercanos. El crack apoyó sus candidaturas.

 

Después de compartir tantos salones, eventos exclusivos, lujos, conversaciones, empresarios y ejecutivos, después de pertenecer tanto tiempo a la aristocracia de la FIFA, es insultante y doloroso la complicidad y convivencia de esta deidad del fútbol con la administración criminal y oscura de Blatter, que saqueó los recursos de las federaciones de todo el planeta fútbol. Pertenecer a las entrañas de la FIFA por tanto tiempo, sin observar ni advertir nada sospechoso es una explicación que Pelé le debe al fútbol.

 

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Segundo, su constante reivindicación de sí mismo me es insoportable. Pelé no desaprovecha ocasión para dejar claro que fue el mejor. Le preguntan por Maradona y habla de él. Le preguntan por Messi y Cristiano Ronaldo y también. Siempre responde firmando con el bolígrafo del ego. En 2011, cuando Santos ganó la Libertadores y Neymar empezaba a explotar como crack, pero recién asomaba el cuello, dijo: `si se compara individualmente, Neymar es mejor que Messi´. Un irrespetuoso. Siempre obsesionado con reivindicar lo suyo.

 

Su último dardo fue posterior al reciente amistoso entre Argentina y Brasil. ´No es todo lo que dicen, no es tan bueno. Decían que era el sustituto de Maradona y solo se parecen en que son zurdos´, dijo de Dybala. Difícil ser más mezquino. La `Joya´ es un jugadorazo, todo Europa lo reconoce así. Lo que no pudo ningún defensa, su antipatía sí: lo desnudó.

 

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Tercero, el tema de los goles. ‘O Rey´ dice que marcó 1284 goles. Su insistencia con esa cifra es una burla a la historia y a los aficionados. Goleadores de Verdad, es el nombre de un riguroso estudio que la revista El Gráfico -y lo actualiza permanentemente- sobre los máximos goleadores de la historia. Contando competiciones oficiales de clubes y selecciones, Pelé marcó 757.

 

Sin duda una bestialidad. Un elegido. Un ser superior. Pero resulta antipático que Pelé y su monumental ego le quieran meter a la historia un gol al ángulo -su gol 758-. Sumarle a su carrera 527 goles es grotesco y lo convierte -en mi opinión- innecesariamente en una leyenda antipática. Es como que Vargas Llosa se atribuya siete novelas que no escribió.

 

Espero que Pelé nunca se caiga de su ego porque se puede matar. Y lo queremos por muchos años más.

 

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Foto: cdne.diariocorreo.pe


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