La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Contra Santa Fe, a Millonarios le pasó lo de ese cuento de García Márquez en el que una viejita se levanta un día con el presentimiento de que algo muy grave va a suceder en su pueblo; se lo cuenta a sus hijos y a partir de ahí arranca un voz a voz que esparce el chisme hasta que todos, aterrados, abandonan el pueblo y con ellos le dan vida al terrible presagio. Los de Pinto salieron al campo afanados y ansiosos como si algo malo fuera a suceder y justo por ello vino la catástrofe.
Santa Fe venía feliz, había escalado en un mes casi toda la tabla de clasificación y llevaba cerca de 900 minutos sin recibir gol. Millonarios, claro, tenía argumentos para temerle a una catástrofe, pero el problema fue que la dio por sentada: jugó desde el minuto 0 como si estuviera en el 90 (y perdiendo). Sin rumbo ni ideas, se le entregó al afán del “cómo sea”. Por eso los errores y los goles “vergonzosos” a los que Pinto se refirió en rueda de prensa.
No deje de leer: Consejos para apostar en línea sin perder el control
Esta vez, quizá por la humildad del derrotado, el entrenador admitió sus errores y no amedrentó a los periodistas. Aceptó, él mismo, haber desarmado en tres meses varios aspectos de un proceso que iba bien y reconoció que no debió haber vendido a algunos jugadores. En eso último tiene razón, mas el problema de Millos no es que falten algunos jugadores, el problema es que los que están parecen haber perdido la confianza en el técnico y su idea.
Aunque el mismo Pinto desmintió los rumores sobre una fractura en el vestuario, los síntomas no dan para despejar las dudas. El equipo no corrige, no mejora y no tiene ni un solo trazo del compromiso que tenía hace seis meses. Millonarios jugó sus últimos partidos con displicencia y sin cuidar su juego, como por cumplir. Es verdad que contra Santa Fe fue diferente, dado el nombre del rival, hubo ganas, pero el desorden, la falta de confianza y el individualismo anarquista de algunos le pasaron factura. La conclusión en últimas es la misma: con ganas o sin ellas, a Millonarios no se le ve unidad. No se le ve una propuesta colectiva, no se ve un equipo.
Para comenzar fue García Márquez, para ser cerrar es Argentina. Pienso en Rusia 2018, en el equipo Sampaoli que llegó al partido contra Francia a punta de corazón y apenas tuvo que enfrentarse a un rival que lo superaba en calidad individual se fue al piso por no tener una idea clara ni confianza en las ideas colectivas del entrenador.
Pinto ya dijo que se va si no clasifica. Ahora queda esperar el milagro. Pero incluso así, lo de ayer tiene pinta de partido “saca técnicos”.
Foto: Futbolred