Esto es lo mejor y lo peor del Millonarios del argentino Miguel Ángel Russo.
Lo conseguido por el argentino y su cuerpo técnico el semestre pasado fue estupendo. La evaluación de un entrenador no puede consistir únicamente en el frío análisis de sus resultados, también debe juzgarse el mérito que tienen sus logros en la medida de las posibilidades. Para decirlo corto: Russo hizo mucho con poco.
En su primer semestre logró materializar una idea de juego. Su producción fue regular en el qué y en el cómo. Se metió dentro de los cuatro primeros y en las semifinales fue superior al campeón de América. Su eliminación se debió en parte a mala suerte y en parte a su debilidad ante la grandeza. Dos cosas a las que Millonarios nos tiene acostumbrados en su historia reciente.
El equipo terminó dando la sensación de que con tres buenos refuerzos podía empezar a pensar en construir un equipo sólido, ofensivo y protagonista. Pero no fue así. Las arcas del club no están ni para sancochos y solo alcanzó para traer al reemplazo de Pedro Franco y a Róbinson Aponzá; un defensor uruguayo y un descarte del Junior. Esto es lo bueno y lo malo que ha mostrado Millos en este arranque:
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¿Lo bueno?
Principalmente dos cosas: su juego por afuera y la calidad de sus volantes. El semestre pasado los tándems Machado-Mosquera y Palacios-Maxi fueron la razón de ser de Millos en ataque. Con la velocidad de sus laterales y la buena capacidad de desborde de sus extremos, el equipo se hizo temible por las bandas. Es muy buena noticia que la ausencia de Machado no haya sido catastrófica gracias a Banguero y su rápida apropiación de lo que Russo quiere.
Las ideas de Russo han desembocado en lo que hemos llamado en Hablaelbalón ‘el Millonarios de los volantes’. Silva, Duque, Rojas, Domínguez y Mosquera. Cinco volantes que atacan y defienden con un compromiso notable. En el cumplimiento de estos cinco Millos pone toda su fe y desde ahí se sostiene como uno de los equipos más fuertes de la liga en el mediocampo.
La mejor noticia de este inicio de Liga es que Mosquera sigue creciendo con los partidos. Cada vez más guapo, con más personalidad y apropiado de su función. Lo interesante es que en los metros de la verdad es siempre lúcido, no pierde la calma y decide bien. Es una joya que crece juego a juego.
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¿Lo malo?
El problema es que no hay mucho margen de maniobra. Russo ha intentado darle una vuelta de tuerca al sistema y el equipo dio pasos atrás en cuanto al juego y los resultados. Entre Copa y Liga, Millos ha jugado siete partidos con un saldo de cuatro empates, una derrota y dos victorias. A Russo se le ven más dudas que certezas. Todavía no encuentra a “su” Millonarios.
De los cinco partidos por Liga, el técnico ha salido en dos con Riascos, en dos con Del Valle y en uno con ambos. Contra el Bucaramanga y el Tolima vimos a Duque y a Rojas jugando más sueltos en un rol más ofensivo por delante del ‘Carachito’; contra Santa Fe y Rionegro, en cambio, los vimos juntos en el doble cinco. Macalister Silva ha sido enlace y extremo. No vemos que el entrenador tenga claridad acerca del rol de cada uno de sus intérpretes.
El peor Millonarios lo vimos en Ibagué. La línea de tres en la mitad no funcionó. Russo no cuenta con un mediocentro que pueda ser cabeza de área. El ‘Caracho’ no tiene condiciones para esa posición; y Rojas y Duque todavía deben demostrar que les gusta el rótulo de “volantes llegadores”.
Lo peor de este Millos, entonces, es que su fuerte línea de volantes, la que sostiene al equipo, no es una línea plástica que permita creatividad. Hasta ahora, cuando Russo ha querido variar, llevar a Silva a la banda, soltar a Duque y a Rojas, arriesgar un poco más, las cosas le han salido mal. Parece obligado a mantener el conservador plan de juego que le vimos el semestre anterior.
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Foto: futbolete.com