Nacional volvió a ganar, pero esta vez no le sobró nada. Los puntos dan tranquilidad para aceitar la propuesta de Lillo, pero aun así la afición se mostró inconforme con lo que vio. Todavía es pronto para conclusiones categóricas.
Estas son las tres claves del juego:
Bocanegra, el comodín
Una de las cosas que empezamos a detectar de Juan Manuel Lillo, de su trabajo en Nacional, es que le encanta Daniel Bocanegra. En el partido, dentro de los cambios tácticos y posicionales que hizo el entrenador, utilizó a Bocanegra en tres roles distintos.
Primero, lo vimos como falso lateral por derecha jugando cerca de Edwin Valencia con la intención de crearle superioridad numérica al mediocampo del Tolima. Ahí no vimos al lateral de la era Rueda sino a un hombre que buscaba jugar y ofrecerse entre líneas. Después, en el segundo tiempo, jugó en el doble cinco junto a Mafla. Y por último, cuando Lillo sacó a Quiñones pasó a ser volante carrilero por derecha en una línea de cuatro.
Bocanegra terminó siendo uno de los mejores jugadores del partido. Veremos si Daniel será más un volante o un lateral en este proyecto. Por el momento, interesante ver a un lateral “tradicional” siendo multifuncional en diferentes momentos de un mismo partido.
También puede leer: El fin de la miseria del Milan
Solo Dayro
Antes de que Lillo modificara el dibujo del equipo en el segundo tiempo, los encargados de darle amplitud al equipo eran Quiñones y Torres. Jugaron abiertos, pegados a los laterales del Tolima, como extremos con el propósito de desequilibrar por fuera.
Pero esto se quedó en la intención. Ni Torres ni Quiñones fueron lo picantes que Lillo necesita. Ofensivamente Dayro fue lo único destacado del equipo. Tuvo tres opciones claras y con una le dio la victoria al equipo. Pero como siempre, Dayro fue una pesadilla para los centrales rivales atacando los espacios, tirando diagonales y provocando faltas.
Lillo pretende que su equipo imponga condiciones con diez jugadores en campo contrario; que en el momento en que se desequilibra por las bandas, se junten varios jugadores en el área para ganar el rebote. Pero si el hipotético desequilibrio no se produce, el equipo queda condenado a insistir por dentro mucho más de lo que debe.
También puede leer: Colombia volvió a conquistar la Bombonera
Flojo primer pase
No es casualidad que llegue desde España el vasco Elustondo por pedido expreso de Lillo. El central jugó diez temporadas repartidas entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao, equipos que en los últimos años llevan practicando un fútbol que se acerca mucho a la idea de Lillo.
Será muy difícil aceitar su propuesta con defensas de las características de Henríquez, Cuesta y Velasco. Al capitán, por ejemplo, se le ve incómodo en la obligación de abanderar la salida del equipo. Si bien Nacional tiene más de un 90% de acierto en los pases, el problema no es la efectividad, sino el tipo de pases. Es un tema conceptual.
A Cuesta y a Henríquez les costó encontrar a Nieto y a Aldo Leao en posiciones favorables. El sentido posicional de los defensores y la capacidad para encontrar al hombre libre por detrás de la línea de presión rival son elementos fundamentales en la idea de Lillo. El liderazgo y la experiencia de Elustondo será un factor muy importante en la consolidación del sistema.
También puede leer: ¿Por qué Medellín se come a Bogotá?
Foto: futbolete.com