Millos empató de local contra el Corinthians pero demostró que está para competir por ganar el grupo.
El triángulo sagrado
Duque-Domínguez-Silva son los hombres de Russo. El semestre pasado jugaron juntos casi siempre en una linea de tres en la mitad. Hoy, Silva jugó más adelantado de enlace y Duque y Domínguez conformaron el doble cinco. La figura fue un 4-2-3-1.
Al margen del rol y la altura del campo en la que jueguen, Millonarios logra ser sólido y fuerte en ataque y defensa por la compenetración que logran juntos estos tres jugadores. ‘Caracho’ es el encargado de sacar al equipo, Duque de ser el guardaespaldas de todos y Silva el motor creativo. Además, lo notable es el sacrificio y el trabajo que aportan sin balón. Si los extremos y laterales pueden permitirse soltarse tanto es por el trabajo que hace por dentro este triángulo.
Siempre están cerca. Son solidarios entre ellos y se buscan si la jugada lo permite. En el primer tiempo se comieron a Rene Junior y a Gabriel, los volantes centrales del Corinthians. En el segundo, como era natural, el equipo bajó el ritmo y los delanteros rivales pudieron correr a la espalda de Duque y Domínguez creando peligro.
Volvió el Millos de los extremos
En el 2018 no habíamos visto al equipo campeón. No por los resultados sino por la puesta en escena. Las salidas Riascos y Mosquera descuadraron muchas cosas. Montoya de extremo por izquierda no sirvió. La prueba de Ovelar y Ayron en un 4-4-2 contra Nacional tampoco.
Contra Corinthians Gottardi decidió recuperar la versión más ortodoxa del equipo. Es decir, volver a los extremos puros. Afuera Ovelar y Montoya. Adentro Quiñones y Huérfano. Millos se distancia de otros discursos. Recuperó el suyo. Huérfano y Quiñones fueron las alas del equipo. Tuvieron un desgaste descomunal, dieron amplitud en ataque, intentaron encarar, mandaron centros peligrosos y ayudaron a sus laterales. Cumplieron a raja tabla el manual de su posición.
Tal fue su desgaste que fueron los dos primeros cambios: Quiñones al 63 y Huérfano al 73. Lo preocupante es que Millonarios no tiene reemplazos de nivel que ocupen ese rol. Ayron tuvo que pasar al extremo derecho cuando entró Ovelar. Un gran error de planificación no traer jugadores de ese corte.
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Recuperar el espíritu
Una cosa es la táctica y la estrategia. La puesta en escena que el cuerpo técnico decida y los roles que le asigne a cada jugador. Y otra cosa, es el espíritu con el que estos jugadores han jugado bajo la voz del proyecto Russo.
Este Millonarios se ha distinguido por ser un equipo incómodo. No es grato jugar contra estos jugadores. Corren, presionan, muerden, pegan, protestan, gritan, van a todas. Ese espíritu de conjunto amateur fue clave para ganar la estrella 15.
El escenario para los jugadores era muy estimulante: debut en Copa, contra Corinthians y en un Campin lleno. El contexto prendió la llama de este equipo. Rucuperaron ese espíritu que no les habíamos visto tan intensamente en el 2018. Ese impulso que disimula las carencias técnicas de Cadavid, Palacios y Banguero.
Es con esa marcha extra que este equipo puede competir contra los mejores. Se llame Nacional, Corinthians o Independiente.
Foto: as.com