Es una lástima que el calendario tenga un clásico en la segunda fecha. Siempre será más emocionante cuando hay más cosas en juego y los equipos están más rodados. Sin embargo, vimos un juego interesante.
Estas fueron las tres claves del partido:
El triángulo
Todo parece indicar que Russo continuará con la propuesta del semestre pasado. La verdad no hay razones para cambiarla. En la búsqueda de consolidar su idea, el triángulo conformado por Rojas-Duque-Silva es fundamental. Es el eje del equipo. Son tres volantes de buen pie y con roles muy definidos. Duque es la barredora, Rojas el lanzador y Silva el conductor.
Las veces que Millonarios logró jugar con posesión en campo contrario fue cuando se buscaron estos tres. Mosquera estuvo muy marcado y Maxi Nuñez totalmente desconectado del equipo. Sin embargo, este triángulo estuvo más impreciso de lo que suele y debe estar. Hubo demasiadas malas entregas provocadas por la incansable presión de los tres volantes de Santa Fe: Perlaza, Gordillo y Roa. El medio campo que pretende Gregorio Peréz es una verdadera selva para los volantes creativos rivales. Siempre hay uno de ellos incomodando, presionando y pegando -si es necesario- en el medio campo.
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El puñal de Santa Fe
Gregorio Pérez ordenó a su equipo a hacer un repliegue medio para cederle el balón a Millonarios, y que este intentara superar la taleraña que conformaban los cuatro defensores, los tres volantes y los dos extremos que bajaban a ayudar a su lateral. Por momentos, Santa Fe dio la impresión de jugar lejos de Vikonis y de apostar por una estrategia tímida y reservada. Pero esto fue solo una impresión.
Santa Fe mostró una capacidad increíble para poder herir con poco, para amenazar a Vikonis en tres toques. Es una virtud poder ser peligroso sin tener encendidas todas las luces del juego del equipo. Apenas el equipo robaba buscaba la velocidad de Pajoy y Plata atacando las espaldas de los lentos Cadavid y De los Santos. La otra fórmula fue la pelota quieta. Le cabecearon en las narices a Vikonis tres veces, que en todos los tiros de esquina parecía tener una cuerda amarrada al palo. La defensa perdió muchas veces los duelos aéreos. Fue una responsabilidad colectiva.
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Los cambios de Russo
Millonarios estuvo lejos de mostrar su mejor versión. Es cierto. Pero el equipo del primer tiempo tuvo la iniciativa del juego y con balón era superior al medio campo del rival. Al minuto 60, Russo sacó a Silva para meter al ‘Caracho’ Domínguez, y al 69 sacó a Rojas por Ayron del Valle. Los último 25 minutos demostraron que Russo se equivocó.
Millos perdió el control del balón, retrocedió metros y le dio alas a un Santa Fe que solo llegaba al área con balones largos y tiros de esquina. Pérez metió a Kevin Salazar por plata, y con la ayuda de Russo se hizo dueño del medio campo. El partido de Domínguez y Ayron del Valle fue francamente discreto. Ni siquiera Millos tuvo la capacidad de tratar de empatar el partido con pelotazos y juego desesperado en los últimos minutos. Desde el gol de Valencia, el resto del juego se jugó en el campo de Millonarios. Fue preocupante la reacción del equipo.
Pero Russo tiene mucho crédito, ha mostrado diligencia para construir un equipo competitivo sin demasiadas herramientas y con pocos refuerzos.
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Foto: futbolred.com