El fútbol se tomó su tiempo pero le dio a Juan Carlos Osorio la reivindicación que merecía. Es muy probable que un hombre tan detallista y meticuloso, antes de aceptar la oferta de la Federación Mexicana, supiera bien a qué se atenía. Dirigir a México siendo colombiano suponía una afrenta contracultural. Sabía que la prensa dividiría los méritos de sus victorias y multiplicaría las responsabilidades de sus derrotas, como terminó ocurriendo. Pasa que la dimensión de lo que consiguió en este Mundial es tan grande que a cualquiera de sus críticos la resultará inútil cualquier intento de quitarle mérito.
Lo que es importante dejar claro es que lo que ocurrió en Luzhniki no tiene un pelo de casualidad. En conversaciones entrepasillos se sabía y se comentaba que Osorio se dedicó a preparar de manera juiciosa y obsesiva el partido contra Alemania durante los últimos seis meses. La sensacional puesta en escena de sus muchachos fue en gran parte resultado de una fina carpintería táctica y estratégica de todos los aspectos del partido. México supo ejecutar el partido que Osorio imaginó. Tuvo en el enorme Héctor Herrera el satélite futbolístico y emocional de su propuesta. Es probable que le oigamos decir al volante en estos días que fue el mejor partido de su vida.
Ahora, la consagración definitiva de Juan Carlos Osorio como entrenador de primer nivel no se entiende bien sin la manera en la que vive y entiende la profesión de entrenador de fútbol. Como sabe que para quien no jugó al fútbol profesional el camino es más culebrero, él ha suplido esa desventaja con mucho estudio y conocimiento. Es detallista y obsesivo como pocos. Amigo de los números y la ciencia aplicada al fútbol y defensor de un método de competición y entrenamiento muy impopular e incomprendido. Osorio es hijo y resultado del trabajo y lo que pasó hoy se viene cocinando desde hace muchos años.
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Desde el banquillo del Manchester City, pasando por los de Chicago Fire, Red Bull NY, Once Caldas, Millonarios, Nacional y Sao Pablo, Osorio fue creciendo y puliendo sus ideas, llevando a la práctica de manera exitosa su sistema de rotaciones. Se ganó duras críticas y maltratos, que empezaron en el ‘Pibe’ Valderrama y terminaron en Hugo Sánchez. Hoy cualquier crítica quedó reducida al chiste y al ridículo. Osorio se doctoró ante la audiencia mundial del fútbol en un partido que preparó durante toda su carrera.
Foto: publimetro.co