Nos pusimos en la tarea de investigar cuál es el origen de algunos de los apodos más simpáticos del fútbol.
Jackson ‘Cha Cha Cha’ Martínez
Cuando Orlando Martínez era futbolista, dicen, solía celebrar sus goles bailando al ritmo de un conocido mambo cubano de la época: el Cha Cha Cha. El apodo por el que se hizo famoso en las calles de Quibdó le fue heredado al pequeño Jackson, que desde niño, cuando le arrancaba la cabeza a las muñecas de sus hermanas para patearlas como si fueran balón, demostró que lo suyo también sería bailar el Cha Cha Cha.
Cuando el padre se retiró y le pasó los guayos al ya no tan pequeño Jackson, también le dio la responsabilidad de llevar el “Cha Cha Cha Martínez” más allá de las polvorientas canchas de Quibdó. Y el hijo no desobedeció, hasta la Conchinchina lo llevó.
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David ‘La Cachaza’ Hernández
En las mañanas, junto al trapiche del rancho familiar, David Hérnandez molía caña de azúcar; en las tardes, cuando comenzaba a caer el sol, David Hérnandez peloteaba en la cancha de Riosucio. Así fueron sus primeros años de vida, moler caña y jugar fútbol. Moler caña y jugar fútbol.
A su familia, que vivía de la caña, le decían los ‘Cachaza’, refiriéndose al líquido gris y espeso que suelta la planta. Por eso, cuando llegaron a Riosucio preguntando por un volante físico, rústico y rendidor, los vecinos, en coro, llamaron al ‘Cachaza’. A David ‘La Cachaza’ Hernández.
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Jair ‘El Chigüiro’ Benítez
No sabemos quién fue el primer mortal en decirle chigüiro a Jair. Seguramente uno de esos niños brillantes que se la montan a sus compañeros haciendo mofa de la similitud de sus rasgos faciales con los del roedor más largo y pesado del mundo. Lo que sí sabemos es que el que lo haya hecho le hizo un favor gigante. Lo inmortalizó.
‘El Chigüiro’ fue un modesto lateral izquierdo que pasó por varios equipos del país, uno de Argentina y otro de Estados Unidos. Su paso por el fútbol dejó dos cosas memorables: el puñetazo que le metió el ‘Guigo’ Mafla cuando eran compañeros de equipo en Santa Fe y su apodo. Sobre todo lo segundo.
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