La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Antes de entrar a discutir los planteamientos que motivan este artículo, debo confesar que deseo equivocarme. Espero que en mayo del próximo año sienta vergüenza de estas líneas. Primero, porque Yerry Mina me parece un magnífico profesional. Un hombre alegre, temperamental y humilde. Segundo, porque es un grandísimo jugador y sería fabuloso para la Selección tener a un central consolidado en el Barcelona. Sin embargo, no puedo traicionar a mi pensamiento. Llevo varios años estando cerca, documentado e informado sobre el juego y el día a día del Barcelona y esto me lleva a creer que su primera temporada será durísima.
Una cosa es tener condiciones para ser el central de un gran equipo y otra cosa, muy distinta, es hacerlo en el Barcelona. Ser central allí es una profesión de alto riesgo, es caminar sobre la cornisa durante casi todo el partido. Por la ortodoxia de su modelo de juego, Piqué y Umtiti juegan a cincuenta metros de Ter Stegen. Y esto, jugar con medio campo libre a las espaldas, es algo difcilísimo.
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El jugador debe tener un acierto grandísimo en los duelos individuales; un criterio infalible para decidir cuándo presionar y cuándo agrandar; y debe manejar muy bien el fuera de lugar, pues cada mal movimiento se traduce en un mano a mano en contra. El modelo de juego del club les obliga a los centrales del Barcelona a manejar una cantidad de registros que a los centrales de otros equipos del mundo no se les exige. Piqué, Umtiti y Puyol seguramente habrían triunfado en la Juve de Conte y Allegri. En cambio, creo que Chiellini y Bonucci, a pesar de sus características geniales, habrían tenido grandes problemas para adaptarse al Barça. Esa es la diferencia.
El central del Barça debe ser rápido, intuitivo, muy certero en el corte y en los cierres en velocidad. Como defensa, correr hacía atrás siempre es más difícil que defender replegado. Por estas y otras razones digo que es una posición del alto riesgo. Es estar constantemente expuesto, es jugar en un equipo que permanentemente tiene a 7 u 8 jugadores por delante de la línea del balón.
Ante este escenario –ya que el diario AS asegura que apenas se abra la ventana de invierno Mina llegará a Barcelona– es necesario preguntarnos si Yerry está preparado para rendir en ese modelo. ¿Tiene Mina condiciones para jugar en el Barca? Dar una respuesta categórica sería irresponsable. Pero no hay que obviar que para él será hablar en un lenguaje totalmente diferente. Un reto durísimo. Santa Fe, Colombia y Palmeiras, por dimensión y modelo de juego, no tienen nada que ver con lo que se le vendría. Valverde le exigirá protagonismo con el balón. Desde los años de Cruyff, en el Camp Nou se le exige a los centrales que en ciertos pasajes del juego hagan de volantes, se involucren en el juego, combinen y conduzcan muchos metros para liberar receptores. Son cosas a los que no todos se adaptan.
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Además, no hay que obviar que más allá de que sus condiciones lo pusieron en la mira de uno de los mejores equipos del mundo, su fichaje también se explica por el acuerdo que tiene el club catalán con el Palmeiras. Con los precios que se le piden a los clubes grandes cuando preguntan por un jugador, nueve millones por Mina son una ganga. El Barça hace un gran negocio pero sabe que está arriesgando. Trae a un jugador que solo ha jugado en Suramérica con la pretensión de que rinda en la superélite sin antes haber pasado por un club trampolín, sin pretemporada y sin meses de crédito para adaptarse. Para las dos partes es una operación de vértigo. Al menos de enero a mayo.
Así las cosas, por no contar con el tiempo y el espacio para educarse en el modelo de juego del Barcelona e interiorizar movimientos y automatismos, y por la obligación de tener que entrar rápidamente en el calor de la competencia a cada tres días, creo que a Mina no le irá bien en sus primeros meses en el Barça…
Ojalá me equivoque.
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