Brasil se clasificó más por su flexibilidad que por su juego. A pesar de eso, Neymar y los delanteros siguen sin mostrar la contundencia que necesita un favorito.
A Serbia lo mató no concretar
Serbia no es de meterse atrás y contra Brasil no cambió la idea. Salió a presionar arriba y se ordenó con dos líneas de cuatro y un equipo corto. A punta de porte físico y altura, anuló el juego interior de Brasil. Como consecuencia, los brazucas tuvieron que recurrir varias veces al juego largo y vertical. Ahí, tanto Willian como Neymar sufrieron el ahogo y la soledad.
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Más allá de los goles —el primero llegó luego de un pase largo al espacio y el segundo de cabeza en un tiro de esquina—, hasta el 65 cuando Thiago Silva puso el 2-0, Serbia tuvo todo para marcar y meterse en la pelea. Mitrovic se comió tres claritas, una con el arquero vencido. Serbia hizo 6 tiros y solo uno fue al arco. Si hubieran estado más afinados, tal vez habríamos visto otro sorpresón.
Paulinho siempre encuentra espacios
Corría el minuto 35. El partido era una batalla campal por la superioridad en el medio campo que estaba ganando Serbia. Cuando es difícil tejer, los delanteros suelen bajar. Paulinho pensó diferente y, ante la falta de huecos en el círculo central, decidió buscar más arriba y corrió al espacio para que Coutinho, el mejor de Brasil en este Mundial, se la pusiera redonda y él pudiera marcar el gol.
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Serbia planeó todo, menos que el volante mixto se colara entre los defensas y definiera como un delantero. De no ser por la genialidad intuitiva del jugador del Barcelona, los balones largos que Brasil tuvo que lanzar ante la presión no habrían tenido efecto. Con él en el campo siempre es posible romper líneas.
Neymar debe ser más efectivo
Juega bonito, hace bicicletas, construye piruetas, gana una que otra falta y maneja la pelota quieta a su placer, pero le cuesta un mundo marcar. Hoy contribuyó con una asistencia de tiro de esquina. Sin embargo, desperdició muchas ocasiones, la mayoría mientras Brasil sufría.
En todo el partido tuvo cinco opciones de gol, cuatro de ellas en mano a mano con el arquero. Hoy no importó porque su equipo ganó. En octavos o cuartos de final se encontrará con rivales más fuertes y ahí quizá su juego decorativo no sea suficiente.
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Neymar es la estrella de Brasil, pero no es el mejor jugador de su país en esta copa. Hasta ahora, Coutinho lo ha llevado de la mano y le ha regalado un gol. Los pentacampeones pueden ganar el Mundial sin él porque tienen equipo para eso, pero si no lo hacen, Neymar llevará del bulto.
Foto: FIFA