Las tres claves del trágico partido que fulminó el sueño copero rojo.
Un Santa Fe sin misterios (primer tiempo)
Sin Arango (y sin Omar), sin la polémica y volátil línea de tres atrás, Santa Fe plantó un primer tiempo sin misterios. Roa y Mosquera como laterales altos, Balanta y Plata como extremos largos, Perlaza y Salazar de equilibrio, Gómez libre y Ceter en punta. No tuvo misterios, no, pero sí mucha sorpresa, vértigo, buen tempo en el último cuarto y las piernas ligeras, sin carga, que le permitieron ahogar, ahogar y ahogar.
Los primeros 15 minutos nos recordaron la mejor cara de Gustavo Costas en Santa Fe: un equipo sin elaboración, pragmático hasta la médula, pero sincronizado, infernal y peligroso. Además, por la necesidad de ganar, Perlaza y Salazar no se olvidaron nunca de ayudar en ataque, se permitieron saltar líneas, y entonces Santa Fe atacó siempre con 5 hombres. Volumen en ataque, precisión en las transiciones, tanque lleno y lucidez en el último cuarto hicieron creer, desde el vamos, que sería una noche feliz.
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Paradoja Anderson Plata.
Iba a escribir, después del primer tiempo de Plata, que cuando él está en su noche es un auténtico demonio. Porque en el primer tiempo lo fue, por derecha y por izquierda, indomable, preciso en el último pase (fue él quién fraguó el primer gol de Santa Fe). Pero entonces vino el segundo tiempo y volvió a decepcionar. Otra vez el Plata errático, ansioso, insoluble. Otra vez el tiro al aire.
Y otra vez, como metáfora, Santa Fe entró en modo Plata. Decayó en su juego, se hizo un laberinto, se piso la cola.. Otra vez los malditos pelotazos sin sentido de Henao, su media distancia insensata. Otra vez la confusión entre la elaboración y el vértigo, pues con Omar en cancha (pálido, muy palido), y con Stracqualursi, el local terminó anárquico, empujando a puro nervio, pero confuso. Inclinó la cancha pero no dominó el partido. Tuvo corazón pero no inteligencia, y esta vez no le alcanzó.
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Conclusión final de Copa
No nos podemos mentir, lo ocurrido no tiene otro nombre que f r a c a s o. Santa Fe tendría que estar en la siguiente ronda. Es verdad que Santos y The Strongest fueron toros bravos, sí, es verdad que en Bolivia y en Brasil el rojo mereció mejor suerte, y que hoy ese autogol fue lo más canalla que se puede ser. Que perder a Tesillo fue perder un riñón, dos riñones, que Gordillo hace mucha falta. Todo eso es verdad. Pero lo que pasó es el resultado de una deficiente preparación para la Copa. Ningún refuerzo terminó haciendo la diferencia (no es casualidad que Ceter, biche aún, desperdiciara el gol de clasificación), Santa Fe llegó al último partido con un planteamiento de “borrón y cuenta nueva” y la irregularidad fue el pan de cada día.
Fue un final decoroso, de gladiadores, como deber ser. Pero no se puede mirar para otro lado. Santa Fe no estuvo a la altura de la Copa, llegó blandito y se fue blandito. Por eso la mira por T.V.
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