¿Se acuerda de este buen volante que la rompió en el Tolima y desafió a Messi? Está perdido y lo estamos buscando.
Gustavo, desde que apareció y hasta que desapareció, fue siempre un volante de los buenos, de los que marcan diferencia en nuestro fútbol. Debutó en el 2004 en Envigado y rápidamente el audaz senador Camargo lo quiso para su Tolima.
En Ibagué su calva y sus dientes chuecos se hicieron leyenda. Ídolo. Llegó en el 2007 y se hizo dueño del equipo. Anticipación, buena visión de juego, dureza y gallardía; criterio para jugar por el piso y un exponente ejemplar del “pasa el balón o pasa el jugador, nunca los dos”. De verdad que jugaba bien este señor. Un lujo para cualquier equipo del país.
El llamado a la Selección no tardó en llegar. Gustavo fue el timonel de un muy buen Tolima que además tuvo prolijas participaciones en Libertadores. ‘Bolillo’ lo convocó a la Copa América del 2011, esa misma en la que quedamos primeros de grupo, frenamos a Argentina y salimos vapuleados por Perú en cuartos de final, luego de dos errores que sellaron el paso de ‘Neco’ Martínez por la Selección. El ‘Bolívar de Apartadó’ apenas jugó 70 minutos en todo el torneo, pero se fue contento: su pase se había valorizado.
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En ‘su’ Tolima siguió en lo mismo: jugando bien. Tanto así que, ante la lesión de Carlos Sánchez, en las eliminatorias para Brasil 2014, fue titular contra Venezuela y Argentina. Y ahí sí saltó al estrellato. Más allá del nivel que mostró, Gustavo se hizo famoso porque en una entrevista previa al partido contra Argentino dejó caer esta joya:
“Messi es catalogado el mejor del mundo, pero es un jugador común y corriente, uno como cualquiera de nosotros…”
Año 2011, el Messi del Barcelona imparable de Guardiola y Gustavito, inocentemente, no solo dijo que era “común y corriente” sino además que él y sus compañeros estaban todos a su altura. Bueno, Argentina nos ganó, Messi se inventó los dos goles y en el primero de ellos se aseguró de dejar regado a Bolívar.
Tolima, como siempre, fue su refugio. En el Murillo Toro siempre fue ídolo. Gustavo podía hacer lo que fuera y siempre se la bancaban. Pero hubo una que no le perdonaron. Después de seis años excelentes en el equipo, con toda la fama recolectada, en 2012 todo apuntaba a que era hora de marcharse en busca de nuevo retos. Lo que molestó no fue su partida, sino su destino. A sus 27 años, en la pepa de su carrera, se fue a Arabia Saudí.
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Sabrá el diablo cuánto le pagaban, pero poco no habrá sido. El hecho es que terminó en el Al-Hilal y de ahí para adelante no se volvió a saber nada del buen volante del Tolima. Malditos petrodólares que todo lo dañan.
A los seis meses se dio cuenta del error, pero tarde: lo pagó caro. A mitad del 2013 volvió al país derrotado; llegó a Rionegro Águilas, de ahí brincó al Cali y luego al Pasto y entonces descendió con el Cúcuta. Dicen que por estos días juega en Alianza Petrolera.
A sus 32 años ya no es el todoterreno que lo dejó todo para llenarse los bolsillos en Medio Oriente. No sabemos si pueda volver a ser el que fue. Está difícil. Pero si lo ve, si se lo encuentra por la calle, anímelo y dele un espaldarazo. Dígale que lo recordamos con cariño, que en Tolima algunos todavía lo extrañan.
Y si le queda un tiempito, saqué su celular y muéstrele un video —de los muchos que hay en Youtube— de las genialidades de Lionel. Para la tranquilidad de todos, convénzalo de que el enano no es ningún “común y corriente”.
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Foto:
Jhon Jairo Bonilla/ EL TIEMPO