Se busca: John Charria

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Estamos buscando al goleador histórico del Tolima. Al Mago.  A un creativo de verdad verdad. ¿Lo ha visto?

 

Cuando uno habla de John Charria, está bien permitirse meterlo en la tula de los últimos 10. La cantera del América lo parió, y ahí, con 20 años, se hizo jugador profesional.  Debutante tardío, su pobre primer año –no hizo ni un solo gol-, le compró la salida del club. El Pasto lo contrató por dos años, recibiendo en pago 18 goles y el juego diferente del Mago. Entonces su teléfono sonó para cambiarle la vida: El Chiqui García lo quiso para llevar los hilos de su Tolima.

 

En el Tolima, con confianza total y con minutos, John se destapó. Y se volvió adicto al gol. Su aporte fue capital para que en el 2003 el Tolima se desvirgara y por fin supiera a qué sabe el vino dulce de salir campeón. Ser figura del equipo le compró el amor de las hinchas pijaos, para siempre. El Mago encontró su lugar en el mundo.

 

Más se busca: Juan Pablo Pino. 

Y es que jugaba tan bien que James Rodríguez, aún jugador barrial, reconoce que lo lo admiraba y no se perdía sus partidos, como no se los perdían sus amigos del barrio con los que nunca dejó de jugar. Después, cuentan, los atendía también en Play en su casa. Sabía de qué se trataba ser ídolo.

 

 En 2006, después de reafirmarse como el capo del equipo, quedó subcampeón y salió goleador de la Liga. Esta vez, aunque la copa no pudo ser, recibió la llamada que todos quieren: la de la Selección Colombia. Pero una contractura muscular le rompió el sueño. Algo en él se quebró.

 

Porque el John que se fue no fue el mismo que volvió. Aunque siguió siendo promesa de buen juego, con 72 goles se hizo el goleador histórico del Tolima y Nacional en 2008 pagó por él, algo faltaba. Fue como si la frustración de la selección le hubiera robado la alegría… los creativos como el, sin la alegría del niño jugador, sufren, son estrellas que se empiezan a apagar.   

 

Otro perdido que buscamos: Wilder Medina. 

Deambuló sin gloria y con pena por el Pereira, el Cali, el  Chico y el Bucaramanga. Lo último que supimos de él fue que estuvo hasta 2015 en el Universitario de Popayán. Acumuló kilómetros en flota, viajando de un lado a otro, apagándose cada vez más. En los últimos 7 años hizo 15 goles. ¡15! Dos al año; menos que los que hizo en su primer año en Pasto. 

 

Hace poco un amigo que estaba de vacaciones en República Dominicana nos contó que está jugando allá, para los Delfines del Este de La Liga Dominicana. Tiene 39 años, así que no es sensato pedirle que vuelva, mejor que se retire en paz y disfrutando del mar. Lo sensato es que, la próxima vez que hable de fútbol en el bar, vuelva a hablar de él. Del mago que por 17 años hizo mejor nuestro fútbol. 

 

Termine con otro lindo se busca: Edixon Perea. 

 

Foto:

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