Amériko, la mascota de la Copa América de Colombia 2001 tiene el honroso título de ser la peor de la historia de los torneos. Pase no más y conózcalo.
Diseñar una mascota para un torneo es de esas vainas que parecen fáciles pero que en realidad son jodidísimas. Entre gustos no debe haber disgustos, pero si uno revisa la historia de las mascotas desde 1966 —cuando en Inglaterra decidieron que el Mundial debía tener una— hasta hoy, la verdad son pocas las que pasan el umbral de lo bueno. Hay varias mascotas mundialistas que pasaron desapercibidas, pero la gran mayoría, si se reconocen, es por malas. Y si las del Mundial sufren, las de la Copa América…
Lea también: Lo que dejó el regreso de Frank Fabra a las canchas
La dinastía copera de monachos arrancó en Argentina 1987. Desde entonces ha habido doce y ninguna descresta por excepcional. Malas hay varias, pero horripilantes, verdaderamente asquerosas, solo una: Amériko. Una mascota que tiene dos grandes méritos. El primero, haber podido ser en un país que en 2001 estaba derrumbándose a pedazos, en una Copa que se hizo de milagro. El segundo, más honroso, ser por mucho la mascota más fea y desabrida de la historia de cualquier competición. Sí, incluso más que las gomitas de Corea y Japón 2002.
La historia de Amériko
Para alejarse del cliché de los animalitos y las maticas, Organización Comercial Copa LLC, empresa radicada en Miami que estuvo a cargo de la organización, optó por un extraterrestre. Un extraterrestre del planeta Ko que «viajó millones de kilómetros para llegar a Colombia a participar en la Copa América», así, textual, se dijo en la presentación oficial del mamarracho.
Y aunque parecía imposible, lo más extraordinario no fue la estética grotesca y barata que ni siquiera respeto lo más básico, el orden de los colores de la bandera. No, mucho mejor fue el concepto detrás:
La mascota de la Copa América Colombia 2001 se llama Amériko. Amériko, del planeta Ko, es un extraterrestre turquesa con inmensos ojos azules y pelo parado. Tiene dos brazos y dos piernas diseñadas para correr, saltar y girar en ángulos rectos, tan rápido como se lo permita el aire. Siempre anda con un balón, un Biosat, un satélite vivo que pertenece a su anatomía, como un órgano externo que utiliza para sentir. Viajó millones de kilómetros para llegar a Colombia a participar en la Copa América.
Le puede interesar: Todo lo que necesita saber para empezar a apostar en internet
Hoy, a casi 20 años del papelón, las preguntas siguen siendo demasiadas. ¿Qué tiene que ver con Colombia un extraterrestre y dónde mierdas queda el planeta Ko? La respuesta, la única que se viene a la cabeza es eso de que «Ko» se parece a «Co» de Colombia y «Co» de Copa América. Una idea para premio.
Para destacar, sobre todo, fue el esfuerzo creativo que le metieron a su anatomía y su fisiología. Tener dos piernas «diseñadas para correr, saltar y girar en ángulos rectos, tan rápido como se lo permita el aire» son superpoderes que no habrían cabido ni en la imaginación desbordada del legendario Stan Lee. Y luego está eso del Biosat, su principal órgano sensorial, cuyo nombre —creemos— estuvo inspirado en los Biosatélites que usó la Nasa para mandar micos al espacio; un proyecto fallido que hoy es reconocido por ser el hazmerreír de toda la comunidad científica aereoespacial. Todo muy acorde a tan colombiano personaje.
En su momento hubo a quienes les convenía salvar su reputación. Para meterle flow, lo creadores insistieron en que Amériko estaba inspirado en el popular manga japonés, muy al estilo de Dragon Ball y Pokemón, y que, además, cargaba atributos de grandes futbolistas colombianos. La actitud del “Chicho” Serna, Jorge Bermúdez y Leonel Álvarez; la melena dorada del Pibe Valderrama y la caballerosidad y solidaridad de Andrés Escobar y Willington Ortiz: elementos evidentes a primera vista.
A pesar del aluvión de críticas (afortunadamente todavía no había memes ni redes sociales) y de que se meditó seriamente evolucionarlo con un carriel y un sombrero volteado, Jorge Correa, presidente del comité organizador, se negó a cambiarlo y sostuvo que el gran mérito de Amériko era representar a todo un continente (?). Dato curioso: su nombre Amériko significa América en esperanto. ¡Guau!
#AcademiaDeApostadores: ¿Cómo retirar las ganancias?
Sin embargo, con todo y las distinguidas palabras del doctor Correa, el ilustre alienígena pasó de agache. Lo presentaron en el sorteo de los grupos, algunos dicen que lo vieron en la inauguración en el Metropolitano y de ahí pa’lante, naranjas. Ni en la celebración. Colombia salió campeón y Amériko, que viajó millones de kilómetros para llegar al país, no quiso ir al festejo de nuestro primer título internacional. Quizá también él estaba decepcionado con que Argentina no hubiera venido y con la indignante presentación del equipo suplente del suplente que trajo Brasil.
Afortunadamente, el fútbol como la vida siempre nos da revancha: 19 años después de habernos mandado una cagada de mayúsculas dimensiones, en 2020 tendremos la oportunidad de hacer una mascota que si fea, por lo menos sirva de algo. ¡Qué contraten a Habalelbalón!