El Barcelona, al son de Ney, le metió tres al PSG en ocho minutos y firmó una remontada que quedará por siempre en la historia de la Champions League.
La ida quedó 4-0. El Parque de Los Príncipes fue testigo de un Paris Saint Germain que jugó a lo Barça y de un Barça que jugó a lo Espanyol. El baile que le dieron al equipo de Luis Enrique agrandó a los de Emery. Hasta Di María soltó esta joya en un video que se filtró: «Si el Barcelona remonta la eliminatoria me corto los huevos». Parece que se les olvidó que su PSG nunca había pasado de cuartos de final en la Champions League y que además tenían enfrente al Barcelona de la MSN.
Si en el PSG había confianza para la vuelta, en el Barça había una fe ni la hijueputa: “Mientras tenga un 1% de posibilidades tendré un 99 % de fe”, dijo Neymar después de que su equipo se comiera cuatro pepos en París.
Llegó la vuelta. El Camp Nou estaba a reventar… En las malas mucho más, dicen. Había casi 99.000 creyentes en el templo del Diez. El milagro estaba lejano pero se podía oler. El Barça llegaba de cuatro victorias consecutivas en Liga, pero con la noticia de que Luis Enrique se iba a final de temporada. El PSG de tres y un empate.
Pitazo inicial: A Luis Enrique le valió no usar el clásico 4-3-3 barcelonista y paró tres centrales, con Rafinha y Neymar en las bandas. Mejor dicho: no se guardó nada. El Barça, con más huevo y corazón que fútbol, salió a comerse la cancha. El PSG puso casi los mismos de la ida pero hizo la ‘Mou’: parquearle el bus al Barça en el Camp Nou. Al minuto tres cayó el primer huevo de la media docena. Luchito, peleando entre torres, logró convertir un mal despeje en un gol extraño. Y es que cuando se sale a empatar pasa todo menos eso.
A los cuarenta, en una de esas pelotas que quedan en el área sin saber cómo, Iniesta mandó un taco «a la de Dios» y terminó encontrando el gol: Kurzawa rechazó tan mal que la metió donde no era. Dos cero arriba. Ya solo faltaba la mitad, no parecía tan jodido.
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Ocho minutos después Ney entró en su tempo. En un pique contra Meunier el belga lo derribó. Aytekin no le compró la caída, pero el banderolo sí y Aytekin tuvo que dar el penal para el Barça. Leo la cogió y obviamente fue gol. Ahora solo faltaba uno. Cuando las cosas salen, salen, ¿no?
Sin embargo, doce minutos después todo se fue a la mierda: Verratti la tiró a la olla desde mitad de cancha, Kurzawa la bajó y se la dejó a Cavani. El Matador miró, apuntó y fusiló a Ter Stegen. Silenció el Camp Nou. Los más pechofríos se fueron rapidito para tomar el tren vacío de vuelta a casa. Los fieles, por supuesto, no perdieron la fe, aunque ahora hubiera que hacer tres para clasificar.
En los siguientes 28 minutos Barcelona llegó diez veces al área de Trapp y el PSG dos a la de Ter Stegen. Nada pasó. En el 87′, dentro del todo vale, a Ney le quedó un rebote -sí, el Barça también a veces juega a eso- y lo bajaron cerca del área. Leo le dejó el tiro libre. «Ponete la diez» le quiso decir con eso. En vez de centrarla, como indicaría la lógica, la puso en el ángulo. Cuatro arriba, faltaban dos. Un minuto después penal a Suárez. Se calentaba el Camp Nou y los que estaban en el tren se querían matar. Ney la cogió sin titubear. Trotecito prepotente, de crá, mirada al arquero y “cantalo, cantalo, cantalo”. 5-1. Cinco de adición. 300 segundos para hacer un último gol. Imposible.
Faltando 25 segundos, tiro libre para el Barça. Momento Michael Jordan para Ney… pero su centro es rechazado por Rabiot. Jordan le da otra oportunidad a Neymar y este la controla, engaña a su marca, engancha, sprint corto, levanta la cabeza y con la mocha (jaja, cómo si Neymar tuviera mocha), la pincha. La pelota corta el viento como mantequilla y Sergi Roberto sigue el vuelo de la bocha, corre y corre, y cuando ve que solo llega si se lanza, se lanza, cuerpo entero, se lanza con la convicción de que será lo más importante que hará en su vida, se lanza y la empuja como puede. Termina la función.
Barcelona a cuartos de final de la Champions League y PSG eliminado. Las portadas se las llevó Messi (como siempre) pero quién vio el partido supo que era la consagración de Ney. Fue sobre su espalda que el Barça cruzó el infierno. Ese día fue más que Messi.
No hay nada que describa mejor la noche que esta frase de Piqué: «Que dentro de nueve meses contraten muchas enfermeras en Barcelona porque esta noche se va a hacer mucho el amor».
¿Quiere saber que pasó después? Di María no se cortó los huevos. Pero, (perdón si le aguamos la fiesta) el Barça fue a Turín y se comió tres. En la vuelta no sucedió lo mismo de aquel 8 de marzo del 2017, porque ese bus solo pasa una vez.
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Foto: Infobae