Después de cinco años, volvió el ‘clásico del fútbol colombiano’. El América-Nacional fue un partido intenso y luchado. El 0-0 final fue justo, pero decepcionante.
Ninguno de los dos quiso arriesgar. Nacional tuvo el balón, pero no supo que hacer con él. América arrancó valiente, pero después respeto demasiado a su rival. Estos fueron los tres grandes aprendizajes que nos dejó el partido:
Los laterales en Colombia, simplemente, no atacan
No se deje engañar. Aunque Daniel Bocanegra, de cabeza, y en la última jugada del partido, haya estado cerca de hacer el 0-1, hay que decir que los laterales de ambos equipos fueron (absolutamente) inexistentes en ataque.
En América, Angulo y Vélez se limitan a defender y cuando se sueltan sus intervenciones nunca terminan en peligro. En Nacional, Farid Díaz cumple en defensa y ya. Bocanegra es el mejor de todos los laterales de la liga, pero debe ser más determinante. Su primera intervención ofensiva fue un centro al minuto 43’ del primer tiempo.
El América-Nacional reflejó una de las grandes falencias de nuestro fútbol: los laterales.
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El Diablo no cree en las bandas
Aun antes del ascenso, en la B, el América de Torres le ha dado la espalda al juego por las bandas. Aunque en apariencia el técnico para un 4-4-2 con Lucumí y Brayan Angulo por los costados, la verdad es que –sobre todo en ataque– la figura termina siendo un 4-2-2-2. ¿Por qué? Porque tanto Lucmí como Angulo, de manera natural, tienden a tirarse hacia adentro para buscar asociación interior.
Contra Nacional esto fue un problema, pues dado que ninguno de los dos laterales aportó en ataque, el juego ofensivo se centralizó y facilitó la labor de destrucción de los volantes de recuperación de Nacional. Sin salida por las bandas, América no tuvo sorpresa.
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Sin extremos, Nacional está frito
Nacional quizás mereció algo más, pero tampoco fue el equipo fluido que suele ser. Sus opciones más claras fueron de pelota quieta y de media distancia. Arriba, Dayro Moreno fue anulado por Diego Herner y Efraín Cortés –partidazo de ambos– y ni Mosquera ni Mateus Uribe lograron marcar diferencia por las bandas. El primero estuvo errático y el segundo no se vio cómodo pegado a la raya. Entonces, con el referente de área anulado y sin extremos, Macnelly Torres no tuvo opciones para profundizar.
El ingreso de Ibargüen por Mosquera en el minuto 66’ le dio un impulso a Nacional y, en contraste, dejó claro que el planteamiento de Redín (Rueda) queda cojo si sus extremos no están en un buen día.
PS: Mateus Uribe es un JUGADORAZO. De extremo no lo hizo mal, pero de volante de marca la rompe. Queremos verlo siempre ahí. Y Pékerman seguro también.
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Foto:
Santiago Saldarriaga