Magia para las bandas de la Juve

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La Juventus, en una gran operación, logró inyectarle jerarquía a la plantilla y se hizo de un jugador ideal para potenciar su modelo de carrileros largos. Daniel Alves, con 33 años, abandonó la comodidad y el glamour del Camp Nou para afrontar su último gran desafío. Esta es una radiografía de lo que ha sido la carrera de uno de los mejores laterales de la historia.

 

El Niño de Juazeiro

Hay que investigar acerca de su infancia y sus orígenes para entender el porqué de su despliegue, de su raza y de su actitud en la cancha. Desde los 5 años se paraba a las cuatro de la mañana para ayudarle a su padre, un esforzado agricultor de Juazeiro (Bahía). “Cazaba palomas silvestres con mi padre para tratar de sobrevivir y poder llevar algo de carne a casa. Lo hacíamos con trampas que fabricábamos nosotros y también con hondas”, contó alguna vez Daniel Alves da Silva en una entrevista.

 

Su padre creó un equipo aficionado, el Palmeiras de Salitre, donde Dani jugaba de media punta. Allí seguramente incorporó toda la calle y la sana pillería que tiene su juego. En el Esporte Clube Bahía se fijaron en él y Dani emprendió entonces una prometedora aventura futbolera. Debutó en el 2001 con 17 años reemplazando al suplente del suplente y fue figura de la goleada del Bahía frente al Paraná.

 

Un año después, los binóculos del reconocido y hábil ‘Monchi’ –director deportivo del Sevilla– se fijaron en él. El club andaluz pagó 300.000 euros por el que, según el mismo ‘Monchi’, fue el mejor fichaje del club en la última década. El Sevilla se hizo de un verdadero lateral brasileño, uno de la mejor cepa. Del mismo linaje de Carlos Alberto y Cafú, amigo y dueño de la raya, incombustible, habilidoso, pícaro, con un gran uno contra uno. Junto al recordado capitán Antonio Puerta, Jesús Navas, Negredo y de la mano de Joaquín Caparros, Dani Alves fue pilar de un Sevilla memorable, uno que marcó época. Dos Copas Uefa, una Copa del Rey y dos Supercopas de Europa. Por esos años, se puede decir, que el Sánchez Pizjúan desplazó a La Giralda como el gran templo de Sevilla.

 

 

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En el Sevilla jugó seis temporadas antes de ir al Barça. Foto: Sphera.

 

Pronto se hizo evidente que el Sevilla le había quedado pequeño a Alves. Con 248 partidos, 16 goles y cinco títulos, Dani tenía que saltar a un gigante de Europa, el cuerpo se lo pedía. Se peleó con el club por no dejarlo ir al Chelsea que quiso ficharlo y fue Joan Laporta quien sacó sus garras, y en el verano del año 2008 el Barça pagó 29.5 millones de euros por el lateral del momento.

 

El arma del Pepteam

Dani se había convertido en el segundo fichaje –tras Marc Overmars– más caro de la historia del Barcelona. Para bien o para mal, los millones siempre le suman peso a la mochila de la presión. Sumado a la depresión en la que estaba sumido el barcelonismo y con un debutante de 37 años en el banquillo, la exigencia era sofocante. Si bien se esperaba mucho de Alves, nadie imaginó que se iba a convertir en el factor sorpresa de uno de los mejores equipos de la historia.

 

Todos reconocen el altísimo rendimiento de Alves en esas cuatro temporadas, pero pocos lo tienen como un factor fundamental. Para entender el huracán de fútbol que fueron los cuatro años del Pepteam hay que tener en cuentas varios factores. Se juntaron en el mismo lugar y al mismo tiempo una cantidad de cosas, personas, conceptos y contextos. El azar poco participa en este tipo de cosas tan extraordinarias.Y Daniel Alves fue uno de esos elementos.

 

 

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En la temporada 2008-2009, Xavi (interior derecho), Messi (extremo) y Alves (lateral) conformaron un triángulo espectacular en el eje derecho del 4-3-3 de Guardiola. Tres delicados bajitos rebosantes de técnica dieron centenares de exhibiciones de movilidad, interpretación de los espacios, juego a uno y dos toques, estética, ritmo y lectura del juego. Esto fue posible en gran parte, porque todo estaba sustentado en un modelo de juego definido, perfeccionado y depurado hasta el último detalle, interpretado por jugadores repletos de talento.

 

El lateral, en la etapa de Guardiola, jugó 208 partidos oficiales, marcó 15 goles y dio 67 asistencias. Tres más que Xavi Hernández –el mejor centrocampista del mundo en esos años–. Un dato no menor que ayuda a dimensionar su aporte ofensivo al equipo.

 

Es que Alves era el factor sorpresa de ese Barcelona. Su aparición en el área, que obligaba a un cambio de orientación de la jugada, para después darle un pase atrás a aquel que estuviera llegando, se convirtió en una jugada marca de la casa. En una jugada de autor. Dani  provocó que el Barcelona recostará durante esos años el juego por la banda derecha: la suya y la de un tal Messi.

 

El mejor escudero de Leo

Guardiola en varias rueda de prensa insistió con una idea que debería estar tallada en piedra en la entrada del Camp Nou: “El club debe cuidar a Messi y entender qué necesita para estar cómodo. Debe saber rodearlo” Esta frase, más que una idea, es una receta que el Barcelona ha incorporado como un mandato supremo.

 

Una de las claves de esa receta ha sido al lateral de Bahía. Daniel Alves es el jugador que más y mejor ha acompañado e interpretado a Messi en toda su carrera. Desde los primeros partidos de la 2008-2009 hasta hoy se percibió una química especial entre los dos. Un gusto y una inclinación por buscarse. Desde su primer año juntos, cogidos casi de la mano –Messi versión extremo y Alves versión lateral largo–, ambos crearon una serie de sinergias y automatismos que durante ocho temporadas les fluyeron como servir una taza de café al desayuno.

Alves es el jugador que más ha dado asistencias a Messi. De las 102 que dio en en el Barca, 42 fueron para Messi

 

Alves sabía que si desdoblaba a Messi, arrastraba al menos una marca para que Leo pudiera driblar de afuera hacia adentro. Sabía, también, que si se le paraba por adentro a dos metros, era una opción de pared, así Messi al final eligiera otra cosa. Alves tiene la virtud de ser un lanzador espectacular de centros en movimiento. Puso a cabecear a Pedro, Villa, Xavi y Messi. Siempre supo interpretar las diagonales del ‘10’. Sabía cuando tirarla larga al segundo palo, cuando hacerlo hacía atrás o cuando esperarlo.

 

Alves interiorizó las capacidades y el talento de Messi mejor que nadie, para así potenciarlo en disposición del juego de posición del Barcelona. Primero como compañero de banda y también después, cuando Leo pasó a jugar como falso nueve. Con sus paredes, su juego a un toque, su movilidad, la conexión Alves-Messi era indefendible para los rivales. A quien más perjudica la ida de Alves es a Messi. Y el Barca, sin duda, pierde uno de los mejores argumentos de su juego.

 

 

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Magía para Turín

Después 14 temporadas, 637 partidos oficiales y 28 títulos en España con el Sevilla y el Barcelona, Alves se marcha como el extranjero con mayor cantidad de partidos en la historia de la liga española. Tiene 33 años pero ha demostrado que le queda bastante gas.

 

La Juventus incorpora a un jugador espectacular con un currículum casi insuperable. La llegada de Alves le aporta muchas bondades a la Juve modelo 2016-2017. Primero, le brinda muchísima experiencia y jerarquía. Dani ha disputado más finales que ningún otro jugador activo de la Serie A. Con Buffon, Chiellini, Barzagli, Bonucci, Marchisio, Mandžukić, Evra y Lichtsteiner, la Juventus tendrá a una verdadera corte de sabios en su plantilla. De los equipos top de Europa, la plantilla de la Vecchia Signora es quizás la que mayor kilometraje tiene en la élite.

 

Antonio Conte, actual entrenador del Chelsea, llegó en la temporada 2011-2012 y construyó las bases del modelo que ha hecho de la Juventus el monarca de Italia y uno de los equipos que mejor ha competido en Europa en los últimos años. En el verano del 2014 llegó Massimiliano Allegri, quien respetó y potenció la herencia de Conte. El equipo ha mantenido la misma fisonomía en las últimas cinco temporadas y, gracias a una estructura deportiva, comercial y financiera sólida y rentable, ha ido mejorando, año a año, su plantilla.

 

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Dani Alves llega a la Juve para ser carrilero derecho. Foto: Juventus

 

El entrenador italiano instauró un sistema 3-5-2, con Bonucci, Barzagli y Chiellini en la línea de tres. Pirlo –como el eje y pieza clave del sistema– delante del líbero y arropado por volantes de buen pie, llegadores, con gol, de mucho recorrido (Vidal, Pogba, Marchisio, Simone Pepe, Giaccherini). Y por las bandas, la sorpresa, el aire y las alas del equipo: los carrilleros. Estos son marcadores de punta cuando el equipo se repliega en una línea de cinco defensores y laterales largos o extremos cuando el equipo ataca. Por allí, han pasado Isla, Paolo De Ceglie, Lichsteiner –con Conte–, Evra, Alex Sandro y Cuadrado. Dani Alves llega a la Juventus para ser el carrilero derecho.

 

Ya no tiene el recorrido y la ida y vuelta de sus mejores años. Pero sus cualidades y capacidad le vienen muy bien a la Juve. El equipo ha jugado con delanteros expertos en el área, que son buenos cabeceadores. Higuaín, Dybala y Mandzukic se frotarán las manos con la precisión y fina pegada de los centros de Alves. Además, el brasileño también aporta capacidad de asociación en corto. Es mucho más dúctil y habilidoso que Lichsteiner. Tiene más uno a uno y mas posibilidades para ofrecer. Si bien el buen jugador suizo ha sido el dueño del puesto en los últimos años, muy probablemente, Alves será el carrilero derecho titular este año.

 

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Foto:

bp.blogspot.com

 


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