Falcao estaba muerto y resucitó. Nadie lo esperaba y todos en Colombia volvimos a brindar por él. Hace cuatro meses su cara era un meme, y hoy el país se rinde a sus pies: elogios, reconocimientos, videos motivacionales, cartas públicas en las que se le agradece por su grandeza y su corazón. Ayer lo crucificamos, hoy todos lo amamos. Porque amar en las buenas es muy fácil. Lo lindo, lo meritorio, lo que nadie hizo fue arroparlo cuando no le hacía un gol a nadie. Al bus ganador, al más lleno, cuyo destino es cierto, es muy fácil montarse.
Radamel salió del hueco y todo lo contrario pasó con James. Del cielo al infierno en tres años. Después de haber sido goleador de un Mundial, de haber cumplido el sueño de jugar en el Real Madrid y de haber sido determinante con Ancelotti, hoy James pasa por sus horas más bajas.
(Lea también: Falcao: el futbolista perfecto)
Las lesiones, los rumores y la falta de confianza y continuidad en el esquema de Zidane han provocado una caída en su rendimiento. Ha jugado muy poco y cuando lo ha hecho, por la razón que sea (porque no ha jugado en su posición o porque el equipo no ha estado bien colectivamente), no ha vuelto marcar diferencia. Esta temporada es el cuarto jugador que menos minutos ha jugado en Liga (517,) solo por detrás de Coentrao, Mariano y Asensio. Hoy, nuestro número ‘10’ mira los partidos importantes, impotente, desde el banquillo.
James está muy lejos de su mejor nivel. Es verdad y nos duele aceptarlo. Pero la historia, el caso de Falcao, debe servirnos de lección. No podemos caerle al caído. Falcao también fue un descartado, en un año hizo un solo gol, uno solo, estaba desahuciado y muchos se le fueron encima. No hagamos lo mismo con James. En el momento más difícil de su carrera debemos arroparlo, consentirlo, agradecerle y esperarle. Animarle. Por una vez, una sola, montémonos en el bus de la derrota.
(Le puede interesar: Me verás volver)
Porque aunque no esté jugando bien, no significa que ya no sea el mismo crack que llegó al Madrid. Hay jugadores a los que les pesa la falta de continuidad, que son malos suplentes. James es de esos. Necesita protagonismo y confianza. Cosas que le faltan con Zidane. Casos como este son comunes. Genios como Robben, Sneijder e Higuaín tuvieron que salir del Real Madrid para volver a tocar el cielo y vivir el mejor momento de sus carreras. James debe irse.
Y esto no significa que la culpa la tenga el técnico francés, o Florentino Pérez, o Real Madrid. No. Zidane se casó con un esquema y otros jugadores, caso Bale, que también han tenido dificultades, estuvieron a la altura cada vez que se les exigió. La responsabilidad es 100% del jugador. De James. Está mal y de él depende volver. Y lo hará, en el Madrid o en otro lado. Mientras tanto, démosle tiempo. Consintámoslo. No le demos la espalda. Así son los genios.
Foto: