¡Qué baile! Independiente Santa Fe marcó el compás y puso la música en la fría noche capitalina. Medellín, por su parte, terminó su participación en la liga intimidado, desubicado, como quien no sabe bailar y tiene que terminar la canción hasta el final.

 

Con la ventaja obtenida en el partido de ida, Costas se fue por lo seguro y repitió la nómina que salió triunfal del Atanasio: Castellanos en el arco; una línea de tres con Moya, Tesillo y Urrego; más adelante, una línea de cuatro con Roa y Balanta de carrileros y Gordillo y Salazar de contención; Jonathan Gómez de enganche; y arriba, Osorio Botello y el picantísimo Plata.

 

Leonel, por su parte, repitió el 4-4-2 de la ida, pero hizo cinco modificaciones, justificadas seguramente en el mal juego que el equipo había mostrado en Medellín. En defensa sólo mantuvo a Hernán Pertuz y en la mitad probó con Eduard Atuesta y Juan David Cabezas. La idea inicial era robarle el balón a Santa Fe, cubrir las bandas ante el peligro latente de los carrileros bogotanos y tirarle centros a Caicedo y a Cortés para intentar voltear el marcador.

 

Pero el plan se vino abajo porque Santa Fe mostró su mejor cara en lo que va del semestre. Sólido en defensa y vertiginoso al contragolpe. Desde el principio ahogó la salida del Medellín y no lo dejó de pensar. El trabajo de de Gordillo y Salazar fue impecable y desconectó por completo a Arias y Marrugo. El DIM aunque tuvo el balón nunca supo que hacer con él. No hubo un solo pase entre líneas o un desborde que inquietara a la defensa local. El primer tiempo de los paisas fue como su semestre, pálido y errático.

 

Y si Santa Fe se veía infranqueable en defensa, en ataque también ejecutó un plan claro: herir al contragolpe. Mientras el visitante tocaba sin rumbo, Santa Fe esperaba y apenas se hacía con el balón verticalizaba rápidamente. Así llegó el primer gol. Tras una pérdida en la que el Medellín quedó partido, Jonathan Gómez administró un contragolpe perfecto que terminó en un mano a mano de Balanta con David González. El carrilero, que cada vez es más fijo en el once de Costas, definió de una manera poco ortodoxa. 1-0.

 

El segundo tiempo debía ser un ‘todo o nada’ para Medellín. El contexto, la situación adversa, exigía al equipo elegante y atrevido que nos sorprendió a todos en el primer semestre del año. Leonel intentó darle vértigo con el ingreso de Hechalar. Pero nada cambió. Y si la noche ya era agradable para los bogotanos, Gordillo la terminó de adornar. Además de jugarse un partidazo, de demostrar por qué es inamovible para Costas, el volante marcó un golazo de media distancia que puso a soñar al Campín.

 

Con la obligación de hacer dos goles y tras la expulsión infantil de Juan David Cabezas, en la recta final del partido, el Medellín se descuadernó. Entonces Santa Fe, que ya se sabía clasificado, se hizo con la pelota y durmió a su rival a punta de toques cortos y triangulaciones. Impotentes, los paisas bailaron al ritmo del “ole” que coreaban los 30.000 aficionados en el Campín. Leonel agradeció el pitazo final de un partido y de un semestre para el olvido.

 

Mientras el DIM jugaba uno de sus peores partidos al mando de Leonel Álvarez, el equipo de Gutsavo Costas volvió a demostrar que, por fin, se encontró con su fútbol. Santa Fe dio un golpe sobre la mesa y se proclamó firme candidato al título. Costas ya logró armar el rompecabezas con las fichas que él no pidió y, en el mejor momento de la temporada, tiene argumentos para ilusionar a la hinchada.

 

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sangrecardenal.com

Autor: Juan Manuel Hernández