El método Sarri

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Nuestro amigo y corresponsal en Uruguay, Juan Diego Flores, nos entrega aquí una radiografía de la trayectoria y el método de Maurizio Sarri, el particular y exitoso entrenador del Napoli.

 

En la temporada 2000/01 Maurizio Sarri aceptó un trabajo en el AC Sansovino de la Serie Eccellenza (sexta división italiana) con una promesa poco creíble, pero propia de quien cree en lo que hace: dejo de entrenar de por vida si no consigo ganar la liga. Menos mal la ganó, siguió entrenando y hoy, quince años después de todo aquello, Sarri es el entrenador de, quizás, el único equipo italiano con el potencial para romper la hegemonía de la todopoderosa Vecchia Signora. Hoy, aunque parezca raro, dirigirá su primer partido de Champions League.

 

El padre de Sarri abandonó una prominente carrera como ciclista por cuestiones del diario vivir, esto es, brindarle a su familia un mejor presente y futuro. Esto habrá generado ciertos conflictos en la cabeza del actual técnico de Napoli, que a diferencia de su padre, decidió jugarse todos los boletos por aquello que realmente le apasionaba y entonces abandonó su estable carrera como banquero para convertirse decididamente en técnico de fútbol. “¿Enfadado? No bromee. Me pagan por algo que haría gratis después de trabajar. Soy un afortunado”, respondió el hombre cuando un periodista le preguntó si estaba enojado por ser el técnico peor pago de la Serie A italiana cuando dirigía al Empoli.

¿Enfadado? No bromee. Me pagan por algo que haría gratis después de trabajar. Soy un afortunado”,respondió el hombre cuando un periodista le preguntó si estaba enojado por ser el técnico peor pago de la Serie A

 

Sarri es un obsesivo del fútbol, un estudioso al extremo. Ha utilizado, por ejemplo, drones en prácticas para tener más y mejor información al respecto de los movimientos defensivos de su Napoli y ha sabido aprovechar cualquier tipo de avance tecnológico que pueda brindar herramientas al servicio del fútbol. En su experiencia en el humilde Sansovino se ganó, con justa razón, el apodo de “Míster 33”, por haber estudiado y preparado en su equipo 33 jugadas distintas para implementar en acciones a balón parado.

 

Cimienta sus estrategias desde una defensa sólida y un estudio meticuloso del rival de turno para establecer y diagnosticar de manera clara sus virtudes y defectos. Dirigió hasta llegar al Napoli equipos humildes, paseándose por todas las divisiones menores de Italia. Cuenta en su haber algunos partidos que perfectamente pueden considerarse como épicos: a cargo del AC Arezzo en la temporada 2006/2007 empató 2-2 con la mismísima Juventus de visitante y logró una victoria histórica 1-0 de local contra el Milan –campeón de la Champions League ese año. Debutó en la Serie A de Italia a los 55 años con el Empoli, equipo al que ascendió y con el que terminó una campaña más que aceptable en primera división.

Cimienta sus estrategias desde una defensa sólida y un estudio meticuloso del rival de turno para establecer y diagnosticar de manera clara las posibles virtudes y defectos de sus rivales

 

Dirigió 17 equipos –desde la octava hasta la primera división– en 22 años de trabajo hasta llegar a su amado Napoli. Cuando el excéntrico Aurelio De Laurentiis, presidente del club, anunció en junio del 2015 la contratación de Maurizio Sarri como nuevo técnico de la institución, muchos hicieron saber sus dudas al respecto de tamaña decisión. A pesar de sus arrugas, se desconfiaba de su inexperiencia en primera división. Tiempo después, el mismísimo Diego Armando Maradona tuvo que pedir disculpas públicas por haber dudado de Maurizio.

 

Sarri es un personaje de novela, de los pies hasta el alma: huraño, poco mediático, ajeno a las redes sociales, fumador empedernido y enamorado de la filosofía; dejó su estable trabajo en el banco para dedicarse por completo a su pasión. Hincha desde niño del Napoli uno sospecha que no existe mejor lugar en el mundo para él. Trabaja de diez a doce horas diarias con sumo placer y ha sabido entender a la perfección el precio que debe pagar por no haber conseguido jugar de manera profesional al fútbol.

Huraño, poco mediático, ajeno a las redes sociales, fumador empedernido y enamorado de la filosofía

 

 

 

Jugó, eso sí, de manera amateur, de central, y ha confesado en más de una oportunidad que en sus épocas se marcaba al hombre. Era en cancha un jugador brusco y para nada lírico. Hoy es un enamorado de la marcación en zona y entiende entre otras muchas cosas el ataque vertical y directo como algo vital en sus equipos. Ha potenciado a sus jugadores a base de contagio, intensidad, trabajo duro y convencimiento. La temporada pasada, a su mando, se vio la mejor versión de muchos de sus dirigidos, el caso más emblemático es el del ‘Pipita’ Higuaín. El argentino –hoy en la Juventus– fue voraz. 36 goles en Serie A. Una cifra terrorífica.

 

La temporada pasada en el Napoli de Sarri hubo un once claramente definido: Pepe Reina; Albiol, Hysaj, Ghoulam, Koulibaly; Jorginho, Allan, Hamšík, Callejón, Insigne; e Higuaín. La brecha de minutos entre los once titulares y el jugador número doce fue abismal. Insigne –de los once titulares, el que menos jugó– sumó 1500 minutos más que su inmediato perseguidor, Mertens. El proyecto Sarri para esa temporada se sustentó en la memoria táctica, el hincha napolitano recitó su once habitual giornata a giornata. Tras tres jornadas de la presente Serie A (2016/17) se ha hecho evidente que Sarri volverá a aposta, en su mayoría, por los mismos nombres. La única gran novedad será la del polaco Milik que llegó del Ajax a remplazar a Higuaín y ya ha marcado dos goles en tres partidos.

 

El 4-3-3 –que se convierte en un 4-2-3-1 cuando Hamsik abandona el interior izquierdo y se tira a la mitad– es desde hace ya un tiempo el esquema ideal para Sarri. Su desafío más grande para esta temporada será seguir mejorando el sistema defensivo sin resentir el éxito ofensivo de la temporada pasada. Algo de ironía para un técnico italiano, que alejado del catenaccio, pero sin perder de vista la verticalidad italiana, intenta un fútbol más elaborado. Con Jorginho y Allan como pivotes le apuesta al balance defensivo que le exige la presencia en cancha de tres jugadores instintivamente ofensivos como Insigne, Hamsik y Callejón. El equilibrio entre precaución y verticalidad es el sello distintivo del proyecto Sarri.

Algo de ironía para un técnico italiano, que alejado del catenaccio, pero sin perder de vista la verticalidad italiana, intenta un fútbol más elaborado

Los de celeste saben bien a que juegan, conocen sus virtudes y defectos a la perfección, suelen desnudar carencias ajenas y cuidar en extremo las posibles virtudes del rival de turno. Si uno repasa muchos de los goles del Napoli la temporada pasada, descubrirá una verticalidad casi romántica y verá como los jugadores napolitanos atacan el espacio sabiendo a donde irá el balón, sin siquiera levantar la cabeza. Lo dicho, memoria táctica y verticalidad.

 

Vivimos tiempos en donde la figura del técnico ha ganado una importancia vital, tal vez como nunca antes en la historia del fútbol. Resulta cuando menos difícil imaginar el éxito del Atlético de Madrid sin la figura de Diego Simeone o el sorprendente campeonato del Leicester sin el señor Ranieri. Sarri, que esta temporada, a sus 57 años, debutará en la Champions League, está ante el máximo reto de su carrera: escribir el nombre del Napoli en la historia grande del fútbol europeo. No figura como uno de los grandes favoritos, pero si algo ha demostrado Maurizio es que su ambición no tiene techo. Tampoco su pasión. Ojo con Sarri.

 


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