La tragedia del Chapecoense no fue la primera vez que el fútbol y la aviación se enemistaron. Le traemos las historias increíbles de las tragedias aéreas que más nos dolieron a los futboleros.
Tragedia de Superga (1949)
No debería ser posible jerarquizar la magnitud objetiva de las tragedias, sin embargo hay que reconocer que ninguna ha tenido el impacto que tuvo la primera tragedia aérea de la historia del fútbol. Aquel 4 de mayo de 1949 se partió en dos la historia del fútbol italiano.
A veinte kilómetros del aeropuerto de Turín y a pocos metros del mausoleo de la familia real italiana, dentro de lo que alguna vez fue un avión, se acabó la leyenda de ‘Il Grande Torino’. Para ese entonces el Torino mandaba en la ciudad y en el país. Con una propuesta de juego ofensivo y vistoso, liderado por el gran Valentino Mazzola, había enamorado a toda Italia, se había hecho de los últimos cuatro scudettos e iba por el quinto.
En las montañas de Turín no solo murió un equipo, también el sueño mundialista de un país. Ocho de los jugadores del Torino eran indiscutibles en la selección italiana. Tras la tragedia, a un año del Mundial, el técnico Vittorio Pozzo (campeón en el 34’ y el 38’), a falta de insumos, tuvo que armar un equipo rústico y tosco diseñado para defenderse. Italia era la gran favorita para ganar en Brasil 1950 y, de haber contado con los genios del Torino, quizás, otra sería la historia del fútbol italiano. Ese día, con la muerte de esos 18 jugadores, nació el catenaccio italiano.
Tragedia de los ‘Busby Babes’ (1958)
El Madrid había hecho suya la Copa de Europa. La había ganado en las temporadas 55/56 y 56/57 y ya se encontraba en semifinales de la edición 57/58. Solo el Manchester United parecía tener el poderío suficiente para tumbar a Di Stéfano y sus amigos. El jovencísimo equipo dirigido por Matt Busby –de ahí su apodo– ya se había clasificado a semifinales después de eliminar al Estrella Roja de Belgrado en cuartos de final. Pero en el viaje de vuelta a Manchester, en una escala que el avión hizo en Múnich para abastecerse, todo se fue al diablo.
En el despegue el avión se fue al piso y con él se fue el que para muchos fue el mejor Manchester United de toda la historia. Ocho jugadores murieron y varios quedaron gravemente heridos. La baja más sensible, sin duda, fue la de Duncan Edwards que murió 15 días después del accidente debido a las heridas. Duncan fue la gran promesa incumplida del fútbol inglés. Diez años después, con la Copa de Europa en las manos, Sir Bobby Charlton, leyenda (aún viva) del United y sobreviviente del accidente, recordó al talentoso mediocampista y dijo que ese día había muerto el mejor de todos.
Matt Busby, el gran arquitecto, coqueteó durante dos meses con la muerte (en dos ocasiones le hicieron los santos óleos) y después se fue a Suiza, en donde cayó en una profunda depresión. Su esposa impidió que dejara el fútbol y lo convenció de volver. Para la temporada siguiente el entrenador estaba devuelta, sobre la raya, reconstruyendo una segunda generación de ‘Busby Babes’ liderada por Boby Charlton, Denis Law y el controvertido George Best.
A partir de ahí, sobre las cenizas del accidente, el United comenzó a forjar su leyenda.
Tragedia de Alianza Lima (1987)
Los aviones, cuando caen, se ensañan con los mejores – en un avión nunca murieron once cualquieras. Ese 8 de diciembre, en el mar, a pocos kilómetros del aeropuerto Jorge Chaves de Lima, murió una de las generaciones más prometedoras de Alianza Lima y de selección peruana.
Tras los dorados años 70 de aquel mítico mediocampo de Cubillas, Cueto y Velásquez, en los 80’s vino la decadencia para Alianza. Para salir de la crisis, el club limeño se aferró a sus divisiones menores y con jugadores jóvenes formados en casa armó un equipo bárbaro que estaba llamado a romper la sequía de ocho años sin títulos. En 1987, a falta de tres fechas, ‘Los Potrillos’ –como se les llamó popularmente por su juventud– iban primeros y todos los daban por campeones. Pero el mar le puso fin al sueño.
Aquella noche murieron jóvenes estrellas, jugadores menores de 22 años que eran titulares indiscutibles en su club y en la selección. La que más dolió popularmente (si eso puede decirse) fue la pérdida de Luis Escobar, un adolescente de 18 años (debutó a los 14) que estaba revolucionando el fútbol peruano.Tras su muerte, Teófilo Cubillas, el gran mito, dijo que Escobar era único. Muchos dicen que con Luis la historia moderna del fútbol peruano sería otra. A bordo de ese Fokker maldito también viajaba Marcos Calderón, el mejor técnico de la historia del Perú que para ese entonces dirigía a ‘Los Potrillos’.
Así jugaba ‘El Potrillo’ Escobar’:
El único sobreviviente del accidente fue el piloto, y principal responsable de la tragedia, el teniente Edilberto Villar. Su supervivencia junto con su posterior silencio y huida del país, han dado mucho espacio para especulaciones acerca de la causa real del accidente. La teoría de conspiración más popular es que el avión -que era de la Fuerza Armada- venía cargado de cocaína y que los militares, para evitar que los denunciaran, fusilaron a los jugadores sin compasión.
Adiós a los ‘Colorful 11’ (1989)
Aunque Surinam (antigua Guyana Holandesa) es un país independiente desde el año 1975, sus vínculos con Holanda todavía son evidentes, sobre todo en lo que al fútbol se refiere. Por eso, en 1989, como parte de un proyecto social que buscaba promover la integración social en los Países Bajos, se armó un equipo con jugadores holandeses con raíces surinameses para que compitiera en un torneo amistoso en Surinam. Lo llamaron el ‘Colorful 11’ (El once de color).
El vuelo 764 de Surinam Airlines despegó a tiempo en Ámsterdam, pero nunca aterrizó en Paramaribo. Un error del piloto terminó en el peor accidente mortal de la historia de Surinam. En el siniestro murieron 176 personas, de las cuales 14 eran miembros del ‘Colorful 11’. Entre los 11 sobrevivientes hubo tres futbolistas que se tuvieron retirar debido a las fuertes lesiones. Ese día murió una generación dorada del fútbol surinamés. ¿De cuántos cracks se habrá perdido Holanda?
Y aunque se perdieron talentos gigantes como el de Steve Van Dorpel y Andro Knel, hubo otros que se salvaron de milagro. Frank Rijkaard y Ruud Gullit habían sido invitados a participar, pero su técnico Arrigo Sacchi se rehusó a dejarlos ir. Muy molestos, tuvieron que acatar la orden… y menos mal, porque si la muerte de ‘Il Grande Torino’ fue el principio del catenaccio, el Milan de Sacchi, Gullit y Rijkaard lo tumbó.
Cronología de las tragedias:
Tragedia de Superga (1949): 18 jugadores del Torino.
Desastre de Múnich (1958): 8 jugadores del Man. United.
Tragedia Selección de Dinamarca (1969): 8 miembros de la Selección Olímpica.
Tragedia de Green Cross (1961): 8 jugadores del equipo del Green Cross de Chile.
Tragedia de Villoco (1969): 17 jugadores de The Strongest de Bolivia.
Colisión aérea en Dniprodzerzhynsk (1979): 14 jugadores del FC Pajtakor Tashkent uzbeko.
Tragedia de Alianza Lima: 16 jugadores del club peruano
Vuelo 764 de Surinam Airlines: 14 jugadores del ‘Colorful 11’.
Tragedia Selección de Zambia: 18 jugadores de la selección nacional.
Tragedia Chapecoense: 19 jugadores
TOTAL: 140 jugadores fallecidos
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