Quiero que el Premio Puskas sea mejor. Algo no me cuadra. Desconfío. Y además, este año (sí, con la camiseta puesta), creo que hay tres goles colombianos que tendrían que estar.
Paso #1: Vea este video.
Paso #2: Ahora, pregúntese.
1. ¿No tiene que ir, señores del Puskas, el gol de Falcao al Manchester City? Miren que es Champions League. Miren que fue en Etihad, de visitante. No me digan que pincharla así, con tanta cabeza fría, callar a un estadio entero en un partido prendido en llamas no haría sonreír a Puskas. Retorcerse. Celebrar. ¿De verdad les gusta más el gol de Dembele? ¿Por la rabona en el área? ¿Por los 600 pases que hizo el Celtic? No cayeron en cuenta, maestros, que el St Johnstone, el equipito contra el que lo hizo, mira jugar como si fueran cómplices del espectáculo.
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2. ¿Cómo eliminaron el gol de Jeisson Murillo, cómo? Miren que vamos con la verdad. La Copa Italia no es una supercompetición, no es la Champions, pocos fuimos los que vimos este gol en vivo. Pero que un defensor central haga esto en octavos de final, para romper el empate de un partido apretadísimo que terminó 3-2, merece un reconocimiento de verdad. Murillo hizo de un lujo un recurso necesario. A eso en fútbol se le llama perfección. ¿Que cuál sacar? El de Jordi Mboula, el juvenil del Barca. No es un gol feo, claro que no, por algo se está en el Barcelona. Pero el chico debe esperar, llevar sus firuletes imposibles a la primera división. ¿Cuánto pesa su dorsal del Barcelona? ¿Cuánto vales ahora, Jordi?
3. Señores de Puskas, ustedes jugaron fútbol, mucho fútbol. Saben, sé que lo saben, que no hay nada más difícil, más infernal, más competitivo y hermoso que las eliminatorias en Suramérica. ¿Cómo se les ocurrió dejar sin premio a este relato feliz, a este gol perfecto de Cardona a Paraguay?. Entró al 76 para salvar las papas. Lo hizo todo bien, se asoció con todos. Con el tablero en rojo, con el tiempo cumplido, arrogante, suspendido en el tiempo, fabricó estos tres puntos ¡Puskas! Que solo hay espacio para 10, que los entendamos, que su trabajo es muy difícil. Y bueno, está bien, entendido. Además, lo digo de verdad, escogieron 7 goles de puta madre.
Pero revisemos lo de la la niña venezolana, vamos, que no le hace bien al fútbol femenino. Poner a competir a la buena de Deyna Castellanos –incluso con su gol de sueño— con el gol imposible de Avilés Hurtado, con el misil implacable de Matic, con la pirueta circense de Boateng es cruel, desigual, casi machista. Dejémonos de inclusiones a medias, de discriminaciones positivas: el gol de Castellanos, con el error monumental de la arquera camerunense, no está para la lista.
Termine con: Este Cuadrado no sirve
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