El Once Caldas hierve. Ha perdido el respeto. Este semestre se volvió a quedar, por tercera vez consecutiva, por fuera de los ocho. Una vergüenza y una tristeza y un escenario crítico. Por eso el club, para apagar el incendio, organizar la casa y volverse a acordar de esos días hermosos en los que el Blanco Blanco se permitía soñar en grande, escarbó en sus raíces y le lanzó al mundo una noticia feliz: ¡Pacho Maturana volverá a dirigir en Colombia! El dentista será el encargado de espantar al fantasma del descenso, y de volver a hacer de Manizales una plaza de verdad. Y olé.
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Noticia feliz porque él, el burlado y ridiculizado y matoneado es, duélale a quien le duela, una piedra angular para nuestro fútbol. En la foto de la historia moderna del fútbol colombiano tienen que aparecer Valderrama, claro, la generación dorada de Falcao y sus amigos,James y Cuadrado, la sonrisa feliz del abuelo Pékerman. Pero sin él la foto es incompleta, todo empezó con ‘Pacho’. Detrás de su eterno “perder es ganar un poco”, de la implacable burla de “mucho toque toque y de aquello nada”, de su “gran rosca paisa” y la decepción del mundial en Estados Unidos, entre líneas, hay una eminencia que entendió nuestra idiosincracia y configuró nuestra identidad. Que hoy el mundo piense que los colombianos jugamos bien al fútbol, que tenemos algo diferente, tiene mucho que ver con Maturana y su manera de entender este juego… con su “toque toque”.
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¿Exageramos? Pase y juzgue. Con Pacho, después de 28 años, en Italia 90, la Selección Colombia volvió a ir a un Mundial de fútbol, le empatamos a Alemania y le ganamos 5-0 a Argentina en el Monumental. Con él alzamos nuestra única Copa América. Y fue él quien dirigió el Nacional campeón de América en el 89 y el guía del América semifinalista de Libertadores en el 93. Es el único colombiano que ha dirigido en Europa y muy pocos entrenadores en el mundo pueden decir, como él, haber dirigido más de 200 partidos en selecciones absolutas.
No todo es rosa, es verdad. Pacho también carga pesados fracasos en la espalda. Para el Mundial de 2006 nos rompió el sueño a todos al perder contra Brasil, Bolivia y Venezuela: ¡0 de 9! Sus últimas aventuras en el banquillo, con Trinidad y Tobago, Colón de Santa Fe y Gimnasia, al que sacó último, fueron aventuras de final triste. Así que hay espacio para las dudas, para los escépticos (sabemos que los memes no se harán esperar). Para nadie es un secreto que en este negocio la historia se olvida rápido y que del pasado no se vive. Que la quijotesca vida de ‘Pacho’ en el fútbol no lo salva de la voracidad de los resultados, y menos en las urgentes circunstancias en las que asume al Once Caldas.
Ahora, quien no se alegre con su regreso y no quiera ver con qué va a salir después de veinte años sin dirigir en Colombia, ni se muera por ver la actualización del mito, su nueva cara, su nueva propuesta, miente. O no le gusta el fútbol.