Millos volvió a inclinar la cancha, a poner la urgencia y el protagonismo. Pero otra vez el camino al gol le fue esquivo. Acá las tres claves del partido de ida contra el Junior.
La soledad del punta en Millonarios.
Para nadie es un secreto que el número 9 es aún para Russo una duda, un dolor de cabeza. Ni Ayron ni Riascos convencen al entrenador (ni a la hinchada), y son los primeros señalados por la falta de gol del equipo. Para nadie es un secreto que ninguno está en forma y que ya les ha llegado la hora de espabilar.
Sin embargo hoy, otra vez, Millos abandonó a su punta de lanza. A del Valle se le volvió a ver naufragar, pelear en solitario contra la solida estructura defensiva del Junior. Pasa que el juego asociativo azul, paciente, elaborativo, suele saltarse pasos y en su urgencia por resultados abusa del bochazo largo. Esto hace que la propuesta pierda consistencia, y que sean muchas las jugadas perdidas en ataque por el pelotazo apresurado al punta.
Este Millonarios se piensa con el balón al pie, sus 5 volantes tienen libertad para saltar líneas y su propuesta es primero de elaboración antes que de vértigo. Por eso (y menos con un 9 sin desequilibrio en velocidad como Ayron) cada balón sin sentido, cada cabalgata inerte del punta es un minuto perdido, un lapsus, que al repetirse, al acumularse, termina por hacer sentir que Millonarios, para hacer gol, necesita 200 minutos.
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Propuesta para Henry Rojas
No todo es malo para Millos. En las horas bajas los equipos necesitan certezas y Henry Rojas, si rinde como hoy, es una certeza en mayúsculas. Hoy Henry jugó con la convicción de ser el capitán del barco. Fue el socio de todos, impuso el tempo, regateó (nos regaló un caño terrible) contagió con su lucidez y empuje. ¿Que de nada sirve si no hay gol? Y bueno, su zurda está para inclinar la cancha, para atar los cabos y hoy la figura fue el arquero visitante. Con él en llamas parece que siempre hay una luz, una posibilidad de daño.
Pregunta para Russo: si a Millos le cuesta sangre el enlace final, los últimos 15 metros, por qué no probar con Henry de media punta, más ligero de cargas defensivas (lo que buscó sin éxito con Kouffaty el fin de semana). En partidos como hoy –que suelen ser comunes en Bogotá–, cuando el rival se encierra con dos líneas muy juntas, ponerlo a la espalda de los volantes centrales puede ser la llave que a millos le está haciendo falta.
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Imperial Junior
Digámonos la verdad: El Junior de hoy fue ordenado, serio, disciplinado tácticamente y nada más. Sin embargo, que no se haya llevado los tres puntos a Barranquilla (intentar explicar lo que se comió Aguirre debajo del arco es perder el tiempo) es un milagro. Con once suplentes le complicó la vida a un Millonarios con toda la carne en el asador.
Esto es otro refuerzo más para afirmar que la nómina del Junior, de verdad, es poderosa. Jarlan Barrera, si logra disminuir un poco ese desdén de playa y se compromete a lucirse menos pero dañar más, hará estragos; Cantillo quiere tumbar a patadas la puerta de la suplencia y jugando como hoy está a la altura de Pico y de James Sanchez; Aguirre sería titular en el 99% de los equipos colombianos y todos quisiéramos a un Matías Mier de alternativa. No es verso: la banda de Comesaña está para ir a por todos y por todo.
Termine con: también hay cosas tristes detrás de la llegada de Millonarios.
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Futbolred