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Es miércoles 4 de abril, Junior juega contra Boca, uno de los equipos más ganadores de la historia de la Copa Libertadores. Pierde 0-1 y queda, con cero puntos de seis, en una situación delicada para avanzar de fase. Al otro día, los programas radiales y de televisión argentinos no hablan tanto del triunfo de Boca como de su flojo rendimiento. Varios periodistas, Latorre, Pagani, Liberman, por no decir más, ponderan la presentación del Junior, dicen que por momentos fue mejor que su rival, que manejó bien el balón, y que el partido fue una muestra más de lo mal que viene jugando Boca.
A los cuatro días, el domingo 8, después de un largo viaje y 90 minutos en las piernas, los jugadores del Junior juegan en Ibagué. Allí caen 2-1 contra el Tolima, en un partido en el que les hacen dos goles en tres minutos y que luego son incapaces de remontar por una expulsión a Cantillo. Al finalizar la fecha, el equipo queda de tercero en la tabla, con 23 puntos, a cinco del líder.
Un día después, el lunes 9, el equipo viaja de Ibagué a Barranquilla. Como de rutina, Alexis Mendoza atiende a la prensa local en el aeropuerto. Pero esta vez anuncia que se acaba de enterar de que Fuad Char lo echó del cargo. Ante la sorpresa de los periodistas explica que la noticia lo toma, a él también, por sorpresa y que no se lo esperaba porque al margen de las dos derrotas, el porcentaje de rendimiento del equipo en liga (59%) es bueno, que logró superar las dos fases previas de Copa y que su equipo todavía tiene posibilidades matemáticas de avanzar a octavos de final .
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La noticia, en segundos, se cuela por todos lo medios. Mi primera reacción, como la de Alexis, fue de sorpresa: ninguna voz importante ponía en cuestión la continuidad del técnico. Pero según fueron pasando las horas, recordando cómo es administrado el club, de dónde viene y lo que es hoy el Junior de Barranquilla, la noticia ya no me sorprendió tanto. “Otro cadáver más”, pensé. Me supo mal por Alexis. Sin embargo, como en Junior los muertos tienen la facultad de revivir cinco y hasta seis veces, tuve la certeza de que Alexis tendría otra oportunidad.
Por la noche Alexis habló en Blu Radio y Caracol Radio. Con su tono siempre templado y sereno, de caballero y señor del fútbol, dijo que no se arrepentía de nada, que Luis Carlos Ruiz era titular por encima del costosísimo Álvez porque arrancó mejor y estaba más adaptado al ritmo de trabajo; y que le dolía la salida porque le tenía mucho afecto al club. Pudo haber aprovechado las entrevistas para soltar una bomba y salir de la escena, pero optó por un adiós tranquilo y sin ruido.
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Al otro día, el martes 10, en las cuentas y portales de humor salieron por la mañana chistes sobre el posible nuevo entrenador. Docenas de memes ingeniosos sobre Comesaña y el ‘Zurdo’ López. La situación era ideal para jugar con eso, pero luego, a las diez de la mañana, algunos medios serios empezaron a hablar que Comesaña era el elegido. Era difícil dar por buenos los rumores, ni en un equipo de barrio traen de vuelta al entrenador que echaron hace doce partidos. Al medio día se hizo oficial: Comesaña vuelve al Junior para iniciar su octava etapa en el equipo.
Como no conozco al señor Char, tuve que recrear la garciamarquiana escena en mi mente. Me imaginé al ilustre cacique sentado en una silla de cuero en una hermosa hacienda de clima cálido, con los pies sobre el escritorio, un whisky sin hielo en una mano y el celular en la otra, ordenándole a algún empleado que, por favor, le comunicara al señor Mendoza que pasara por sus cosas y que ya no trabajaba más. Lo imaginé serio, pero arrogante, socarrón ante la tormenta, como el que ya está habituado a ella. “Sí, Héctor Fabio, por favor, llame al de siempre, para ver si se pasa unos mesecitos por Barranquilla”. Lo imaginé rodeado de compadres, chocando sus botellas de Old Parr, oyendo vallenato y contando jocoso lo mucho que le gusta cambiar de mayordomo en eso que él llama “el Junior”, pero que en realidad es una más de sus haciendas de recreo.
Esto, lo aquí descrito, es una semana en el Junior de Barranquilla. La siguiente empezará el miércoles 11 de abril, con el primer entrenamiento de la octava etapa de Julio Avelino Comesaña. El relevo de entrenador lo olvidaremos pronto y la dictadura de las noticias nos ocupara de nuevo. Mientras tanto, uno de los equipos más importantes del país seguirá manejándose con las patas en la mesa y el whisky en la mano. Con el tufo del patriarca que contempla sus tierras y, todopoderoso, las maneja con el dedo. Le deseamos suerte a Comesaña y, de una vez, ¿por qué no?, al ‘Zurdo’ López.
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Foto: elheraldo.com