Hubo una época en la que el Unión Magdalena tuvo al tridente más temible del mundo…
En el 2002 se celebró por primera vez un mundial de fútbol en Asia. Corea del Sur y Japón, ambos, recibieron a las selecciones más poderosas del mundo. El torneo nos dejó, entre otros recuerdos, el pentacampeonato de Brasil y la consagración de O’ Fenomeno, la ausencia de Holanda, a Argentina y Francia eliminadas en primera ronda, la revelación de Senegal y una Alemania que ya empezaba a construir las bases del equipo que es hoy en día.
Mientras tanto, los colombianos, además de madrugar a hacerle fuerza al Ecuador del ‘Bolillo’ y a Óscar Julián Ruiz, fuimos testigos del último gran soplo del Ciclón. Un par de días después de la paliza que los alemanes le dieron a Arabia Saudita, el Unión Magdalena recibió en Santa Marta por los cuadrangulares finales del entretenido fútbol criollo al Deportivo Cali del ‘Pecoso’ Castro y Giovanni Hernández.
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Para entonces en Colombia nadie hablaba de tridentes en el futbol (quizás Brasil era el único que descrestaba a todos con la Triple R de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo), pero el Unión sí tenía uno y era tremendo. Se podría decir que la VMP —Vilarete, el ‘Mono’ y la ‘Puya’— se encargó de aplastar en el Eduardo Santos a los verdes con un contundente 6-0. El ‘Mono’ Herrera hizo un hattrick, Vilarete metió dos y la ‘Puya Zuleta hizo el otro. Corea y Japón estaban de fiesta y Santa Marta también; como parte de la decoración del que para entonces era el escenario deportivo más importante de los samarios, junto a Carlos Antonio Vélez, en una de las cabinas de transmisión de RCN, estuvo comentando el elocuente y para entonces arquero Faryd Mondragón. Todo el país fue testigo del festín.
Quizá hizo falta algo de suerte para ser campeón, pero a partir de ese momento, lo que pudo ser la base de una empresa estructurada, que respetara desde su dirigencia a la afición y a sus jugadores terminó siendo una cascada de malas decisiones, contrataciones fraudulentas y salarios atrasados, todo esto orquestado por un déspota que hoy sigue pagando una condena de 34 años de cárcel.
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Tres años después, el 6 de noviembre del 2005, y al mejor estilo de las corridas de toros, un tal Jackson Martinez vistiendo la del Medellín terminó dando la estocada final. Su gol al minuto 66 le abró las puertas de la B, o sea el Infierno, al Unión Magdalena.
Hoy, casi 13 años después de su trágico descenso, todavía recordamos con nostalgia como esa VMP se hizo grande ganándole a otro grande. Aunque la prensa se la llevo la leyenda de Miroslav Klose y su Alemania, que le metió ocho a los saudíes, en Santa Marta un grupo de 11 ídolos locales le regaló algo similar los hinchas del, aunque hoy fantasmagórico, siempre eterno Ciclón.
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