Comparar suele ser odioso, pero hay veces que simplemente es inevitable. Víctor Cantillo es el Busquets colombiano.
No es el Barca, pero, guardando proporciones, es igual de glamuroso: Víctor Cantillo hizo sus divisiones menores en Atlético Nacional. Sin embargo, a diferencia de su homólogo catalán, Víctor no llegó para quedarse. Se hizo profesional en el Verde, pero tuvo que ir a la segunda división para jugar los minutos que merecía. En la B estuvo tres años, primero en Atlético F.C. y luego en Leones.
A principio de 2017 volvió a la superficie y cuando lo vimos en el Pasto nos tocó frotarnos los ojos. No lo podíamos creer y todavía nos cuesta. Flacucho y de piernas largas, lento pero veloz, que parece que la pierde pero siempre sale de apuros. Así es Sergio Busquets. Y así es Víctor Cantillo.
La efectividad de lo simple
A primera vista, Víctor no hace nada extraordinario y seguramente, si jugara en el Barca, tampoco sería nominado al 11 ideal de la FIFA. Control y pase. Uno y dos, nunca tres toques. La virtud de este tipo de volantes es hacer fácil lo difícil. A veces no tienen ni que tocar el balón para limpiar la jugada, para desenmarañar el mediocampo.
Correr poco y estar en todas partes
Hay jugadores que llevan un GPS incrustado. Que no tienen que correr para cubrir toda la cancha. Es algo especial, una intuición excepcional para saber por dónde va a pasar el balón. Ni Cantillo ni Busquets son buenos para chocar, no buscan la fricción y no necesitan entrar en duelos individuales para recuperar el balón. Lo de ellos es la intercepción; moverse con inteligencia para estar siempre en el lugar preciso en el momento preciso.
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Agilidad mental
Sin ser rápidos ni fuertes, los dos son sobresalientes. ¿Por qué? Porque deciden más rápido y mejor que el resto. Saben cuándo jugar hacia delante, cuándo filtrar, cuándo descargar y cuándo girar. En una zona de tránsito, en una jungla de piernas, los volantes como Sergio y Víctor nunca pierden la claridad. Eso es oro para los entrenadores.
Ser el primer pase
Busquets en Barcelona y Cantillo en Barranquilla, ambos son el primer pase de sus equipos. En ellos arranca la transición de defensa a ataque. Este semestre en el Junior, Víctor ha sido el puente. Su precisión para romper líneas y para jugar hacia delante en campo contrario hace posible que ocurra la magia de los de arriba. Cantillo, mucho más que Busquets, recurre al juego largo. Tiene un cambio de frente como el de Xabi Alonso.
Jugar en Smoking
La elegancia no se negocia. Nunca. Hasta rechazando un balón al 93 se ven bien. Es verdad que la “jaladita” con la planta del pie para salir jugando por el otro lado que hace Busi es insuperable, pero el control dirigido de taco que hace Cantillo está cerca. Son jugadores que pagan la boleta.
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