Uno podría decir que en los últimos años el fútbol se ha ensañado en quitarle la sonrisa y el flou a Yerry. Desde que se rompió el quinto metatarsiano con Corinthians en el 2017, las lesiones se le han aparecido hasta en los sueños y para todos se fue haciendo costumbre verlo entre algodones o mirando al infinito en el banco de suplentes.
Su tiempo bajo las órdenes de Valverde, a pesar de compartir vestuario con Lio Messi y Suárez, fue poco menos que un calvario, pues la roja prensa española, la insegura prensa colombiana y la memoria frágil de los hinchas conspiraron para que sobre Yerry se posara esa nube negra y densa que se posa sobre los “sobrevalorados”.
Y la nube se hizo virus y todos, sí todos, dudamos de la verdadera calidad del Panita. “Es demasiado lento para la élite”, “es demasiado heteródoxo para el fútbol de primera”, “le hace falta técnica”… Yerrysaurio, lo apodó algún fan.
Al Mundial de Rusia llegó sin minutos, ensombrecido, y fue suplente contra Japón en el primer partido. Luego pasó lo que pasó y en él tuvimos durante el resto de la Copa a nuestro gran foco de resiliencia y jolglorio. Su gol contra Inglaterra, a pesar de lo que pasó después, lo seguiremos recordando como una postal inmortal.
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Pero en ese partido se rompió y llegó al Everton malherido y apocado. Otra vez a chupar banca, otra vez amigo de la enfermería. Suplencia everyday. .
A la Copa América de Brasil volvió a viajar sin minutos en la espalda, revestido por la incertidumbre. Respondió. Fue seguro en el mano a mano, fluido con el balón y el dueño de las playlists en el vestuario.
Pero se acabó la Copa y la nueva temporada de la liga Premier se antojó como un examen definitivo, Mr Panita: ¿estás o no estás?
En la primera fecha fue el líder de la defensa en el clean sheet a domicilio contra el Crystal Palace; y el fin de semana que pasó, volvió a ser el guía de Keane, su pareja, y sacó otro arco en ceros que los académicos de la isla reconocieron incluyéndolo en el Once ideal.
Esto apenas empieza, pero cómo no emocionarse con la temprana Resurrección del panita Yerry.