La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablelbalón.
Soy de una generación que tuvo que ver al hijo del ‘Chiqui’ García llevar puesta la de la Selección, la misma que soñó con ganar una Copa América con Francisco Foronda e ir a un Mundial con ‘Pepe’ Portocarrero. Soy de esos que cuando se les pedía que hablaran de lo grande que era Colombia pensaba —sin rechistar— en el gol de chilena del ‘Tigre’ Castillo a Chile. “Gol de chilena a Chile”, me parecía mitológico.
En simultáneo soy, también, de los que después de 16 años de decepciones anticipadas vimos a la Selección Colombia llenarse de estrellas del fútbol internacional y ser animadora de dos Mundiales. Soy de los últimos que saben que en el fútbol no siempre todo fue tan lindo para los colombianos. De los que, en la euforia, hipnotizados por el glamour y por los precios desorbitados con los que se transan hoy nuestros futbolistas, pasamos de sentirnos miserables a sentirnos en en la cima.
Nos sentimos en el Olimpo y el mercado de verano europeo se nos presenta como una fértil bacanal que solo nos sube el autoestima. Las tapas de los diarios no ayudan: hay nombres conocidos en todas las ligas grandes de Europa, en los grandes, Real Madrid, Juventus, demasiados colombianos rodeados de estrellas del fútbol internacional. ¿Cómo no sentirnos una potencia?
Nos merecemos la alegría, claro, tan amargo no soy; después tantos años mordiendo el polvo es lo mínimo. Maravilloso. Pero para seguir creciendo, para dar el siguiente paso, más vale no dormirnos en los laureles y hacernos las preguntas que debemos hacernos. Pienso esto porque la sensación de incertidumbre de este inicio de temporada me es demasiado familiar. Se dice que los referentes de la Selección no están bien, y eso mismo se ha dicho demasiadas veces en los últimos años.
“James está errante (como hace tres años), Falcao es incertidumbre, Bacca es suplente, Ospina tapa poco, Muriel no despega, Mina sigue tocado, Santi Arias ya no cuenta para su entrenador, increíble la desaparición de Jackson, ¿dónde está metido José Heriberto Izquierdo?, ¿por qué nadie quiere al ‘Cucho’ Hernández?”… Uno o dos pueden estar rompiéndola, pasa, pero es demasiado habitual eso de que nuestros referentes nunca están bien. Nuestros futbolistas llegaron a la élite, y una vez estando ahí, les ha costado mantener la regularidad (en la excelencia) que marca la línea entre los buenos y los mejores.
Las razones de la desgracia varían, mas la norma se ha mantenido intacta: “siempre pasa algo”, como diría Don Marcelo Bielsa.
¿Hemos crecido mucho? Sí. ¿Ya estamos en la cima? Todavía nos falta.
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Telemundo