La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Escribo esto porque después de muchos meses de mirar para otro lado, ya no puedo falsearlo (falsearme) más y debo confesar que me preocupa el tema del descenso. Ahora, cuando mis amigos hinchas de Millos —siempre tan creativos, tan audaces— terminan cualquier debate o discusión con el fácil pero eficaz “no hablo con hinchas de equipos de la B”, ya no puedo caricaturizarlos. La amenaza es real, las tablas están ahí, los números no mienten: Santa Fe está en el hoyo, “come arroz con huevo” y vivirá, por los próximos meses, metido en el fango maloliente que acompaña al fantasma del descenso.
El péndulo maldito de este juego torció en contra y ahora, después de la década más feliz en la historia de mi equipo, debo concederles que les llegó su hora de divertirse a costa nuestra. Por estos meses, amigos gallinas, ustedes “ganan”.
Y sin embargo, con cariño, quisiera contarles, en esta lista breve, como antesala al “Clásico del descenso” contra el América de mañana, por qué esta nueva Épica Santafereña, además de preocupación, viene con esperanza, con amor y con nostalgia. Lean si por fin quieren entender el viejo lugar común de La Santa Fe.
1. Austeridad. Ser hicha de Santa Fe, a pesar de la última década dorada, es reconocerse adicto a la austeridad, la incertidumbre y la contracorriente. Los 37 años en el dique seco antes de la séptima estrella forjaron una hinchada que no se achica en la tempestad. En el lodazal del descenso, amigos azules, nos sentimos cómodos. Y vamos a apoyar.
2. Equipo sin gol. La miserable falta de gol de los últimos meses, del último año, que avala tweets tipo “José Guillermo Ortiz hizo en 1 partido los mismo goles que santafecito en los últimos 9 partidos de Liga” NO nos achicopala. Recuerden que sobrevivimos a Anderson Plata, a Toloza, a Naif, a Jeffrey Díaz, al “mono” Armani… En peores desiertos hemos acampado, sabemos vivir con sed.
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3. Equipo sin jugadores históricos. La realidad es que con Omar fuera de la lista, con Seijas roto, la Épica del Descenso la estamos peliando sin nombres históricos. Con nombres de equipo chico, dicen los más ácidos. ¡Y sí, y qué!, si los santafereños, por muchos años, vivimos la ilusión del domingo seducidos por el Cachaza Hernández, Pacho Delgado, Jairito Suárez, el Rolo Florez, William Vásquez Chacón, Pachón, Rodas, Yanez… Lo histórico en este equipo, mis amigos, es la hinchada. Y la hinchada nos va a sostener.
4. Santa Fe, la coladera. Además de que no hacemos goles, como pasó el semestre pasado con Urrego y con Henao, y el antepasado también, la cosa está jodida porque somos una coladera atrás. El gol que nos hizo el Junior el fin de semana refleja el mar de nervios de la primera línea…
Pues, de nuevo, queridas gallinas, quiero contarles que han sido muchas las veces en que lo hemos dejado todo sin ninguan certeza atrás. No me olvido que antes de Yerry y Meza, antes de Quiñones y Pacho Nájera –—centrales que parece nunca más vamos a tener— acá adoramos al heterodoxo y lentísimo Nelson Olveira, aplaudimos a Pacho Serrano, le confiamos la vida a Maxi Flotta improvisado de central … así que esta no es la primera vez que ardemos desde atrás; y no nos da miedo, y vamos a sobrevivir.
5. Técnico sin renombre y sin peso. Otra de las burlas recientes de mis inteligentísimos amigos azules recae en Harold Rivera —y antes en el primerizo Camps y antes en el amateur Gerardo Bedoya—. Dicen, ellos tan confiados en su mundialista Pinto, que quién es Harold, que qué ha ganado, que de esta solo se sale con técnicos con palmarés. Ja-ja.
Se olvidan que nosotros hemos tenido días felices con tipos simples, se olvidan que en la familia cardenal miramos con respeto a los que trabajan con honradez y sin humo; por eso fuimos felices con Wilson Gutiérrez, por eso no olvidamos a Basílico, por eso Harold será querido y nos va a responder.