Una cosa es pegar patadas y otra es ser un especialista de la tarea destructiva. Este es un perfil corto sobre los tres mejores recuperadores del fútbol colombiano.
Diego Simeone, refiriéndose a Busquetes, dejó caer alguna vez: “una cosa es el mejor jugador del equipo y otra el más importante. Generalmente no es el mismo”. Muchas veces el jugador más importante es ese volante de recuperación, el equilibrio del equipo, el que se sabe esencialmente un recuperador.
Estos son los tres mejores recuperadores del FPC:
Yeison Gordillo
El último año de este volante ha sido consagratorio. En el título del finalización 2016 fue fundamental en el equipo de Costas, y el semestre pasado su lesión explicó en gran parte el declive futbolístico de Santa Fe.
Hoy Yeison es el eje del equipo. Como tiene menos sentido y capacidad para saltar líneas respecto a Salazar, Roa y Perlaza es el escudero de todos. En este Santa Fe veloz y frenético, sus volantes y extremos atacan con soltura porque saben que su espalda está cuidada por el mejor.
Su gran inteligencia táctica y sentido para leer la orientación del juego le permiten hacer un enorme despliegue de coberturas y relevos con una intensidad admirable. Gordillo está en todas. Su ritmo de juego es infernal para los volantes rivales y contagioso para sus compañeros.
Aunque todas estas virtudes no serían tan pronunciadas sin lo que más lo diferencia de los demás: su intensidad y determinación. Tiene una capacidad física asombrosa, juega con el bombillo de las revoluciones prendido casi todo el partido, es un verdadero toro.
Por eso, cuando decide ir por un balón dividido o a cortar, va con una fuerza y una determinación tal que casi siempre es vencedor en los duelos individuales. Que siga en nuestro fútbol es un milagro.
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Jhon Fredy Duque
Que el ‘Ingeniero’ Duque haya completado su primera temporada como profesional a los 22 años habla mal del ojo de muchos entrenadores juveniles. Cuando Jhon Fredy estaba por resignar su sueño de ser profesional, Fortaleza lo sacó de las aulas de la Universidad de los Andes. Su título de Ingeniero debía esperar.
Llegó a Millonarios en enero del 2017 sin hacer ruido y tildado como otro refuerzo mediocre del club, pero desde el primer día convenció a Russo. Desde el debut del entrenador en el amistoso contra River hasta el partido de Copa contra Junior de ayer, y mientras las lesiones lo han respetado, siempre ha sido titular.
El semestre pasado jugó en el doble cinco con Henry Rojas en una tarea destructiva y de juego práctico. Este semestre Domínguez está jugando más retrasado, como mediocentro, para que Duque juegue a mayor altura. Russo lo quiere más suelto y más cerca del área.
En todas las posiciones que ha jugado demostró una capacidad asombrosa para recuperar balones. Sin ser físicamente muy superior a sus rivales, logra cortar y recuperar como ningún volante en Millonarios. Lo consigue por su agudísimo sentido para anticipar las decisiones del rival y por un gran nivel de sacrificio en las tareas sin balón. Nunca se quita el casco.
¿Cómo lo hace? Jhon Fredy suele esperar a que le llegue el balón al rival, y entonces, con el cuchillo entre los dientes, no le permite siquiera levantar la cabeza, embiste como un rayo sacando provecho de la mínima tardanza en el control dirigido o la decisión de pase.
Es verdad, sí, que en su nuevo rol nos hace falta ver a un Duque más creativo y lucido con el balón. Este Millonarios sin goles lo echa en falta.
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Leonardo Pico
Este nuevo super Junior tiene a Chará y Teo como sus elementos más visibles. Simbolizan la nueva cara de un Junior que se cree capaz de todo. Pero si hay otro jugador que tiene enamorado a la afición, ese es Leonardo Pico.
Hizo parte del proceso del semestre anterior que fue muy decepcionante. Pero tal será la confianza que le tienen en el club, que en este ambicioso proceso ha sido desde el principio al voz de Comesaña en la mitad de la cancha.
Cuando el equipo juega 4-3-2-1 con Chará y Teo detrás de Ovelar, Pico es el mediocentro. Se para delante de los centrales y tiene la responsabilidad de limpiar la jugada desde atrás y sacar al equipo. Tarea que realiza muy bien.
Y cuando el equipo juega 4-4-2 con Chará y Escalante abiertos, Pico es el líder en la presión y en las cuberturas jugando en el doble cinco. A su lado juegan Sebastián Hernández -que lo hace a mayor altura para conectar con Teo- o Cantillo.
Aparte del alto ritmo de juego que impone y sus buenas condiciones de distribuidor, cuando puede soltarse al ataque lo hace con decisión, criterio y arrojo. Es un detalle que no es muy habitual en los volantes de corte y recuperación.
Leonardo Pico es sin duda un excelente volante de recuperación. Con 25 años tiene todavía mucho margen de crecimiento.
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Foto: as.com