Reflexiones para salvar a Millos

780

Compartir artículo:

Un profesional en gerencia deportiva, hincha a muerte de Millos, nos cuenta cuál es la situación actual del club y qué tiene que hacer para salvarse.

 

Millos es el club de fútbol que me enseñaron y aprendí a querer, un club que en mi familia representa valores humanos que trascienden al juego y al espectáculo. Por eso, intentar escribir sobre su situación sin tomar partido siempre será un reto grande para mí. Hoy, aunque sigo siendo el mismo “niño” que sueña con ver al Millonarios del que le habló su abuelo, he ido refinando mi criterio y, desde la óptica de un hincha apasionado que también es un profesional en gerencia deportiva, quiero referirme a los temas que personalmente considero más apasionantes y complejos con relación a la institución.

 

Desde hace años a Millonarios lo cubre una nube de incertidumbre. Los hinchas nos preguntamos a diario cuál es el verdadero propósito de Amber Capital Group con la inversión millonaria que han hecho en los últimos años. Se especula mucho, hay muchas teorías, pero nadie lo sabe con certeza. Y aunque quizás sea imposible hacer un diagnóstico certero sin respuestas a preguntas tan determinantes como relativas, más allá de eso, hay hechos fácticos que no deben ser obviados y que exigen, aunque sea, una reflexión.

 

Lo primero es reconocer que hemos avanzado. Hace apenas 8 años Millos era una corporación deportiva desangrada, con una deuda impagable y destinado a una irreversible liquidación. El club estaba pagando el precio de muchos años de pésimos manejos administrativos y de las consecuencias del narcofútbol. Hoy, tras una refundación y una capitalización en la que los accionistas minoritarios tuvimos un rol fundamental, Millonarios está vivo.

 

Lea también: Millonarios en 5 camisetas

 

En la actual administración se han invertido 13 millones de dólares, que si bien no se ajustan al alcance que tiene la marca, representan una cifra récord en la historia del club. Hoy, aunque sea en arriendo con opción de compra, se logró por fin adecuar una sede para el equipo profesional. Además, la alianza con el Benfica y las asesorías con Peter Storrie (ex directivo de clubes de la Premier League) son aciertos que demuestran interés por internacionalizar y profesionalizar a la organización. Finalmente, la reestructuración de las divisiones menores y la compra de una casa hogar para jugadores de afuera de Bogotá hablan de proyectos serios y de largo plazo.

 

Hay que valorar el presente sin caer en el conformismo.

 

Por otro lado, también hay que hablar de las pérdidas sistemáticas año tras año. Un déficit acumulado de más de 23 mil millones fue causa de que el club haya tenido que acudir a una capitalización de créditos en la que el principal accionista y acreedor se adjudicó el 67% de las acciones de la sociedad de Azul y Blanco.

 

Le puede interesar: Millos se va para la B

 

Estas pérdidas muestran que se siguen cometiendo errores en la planeación y ejecución de las estrategias deportivas y administrativas. Si bien hay lastres que vienen de administraciones pasadas, como la inflación de la nómina tras el título de 2012, Millonarios sigue pagando demasiado por una plantilla sobrevalorada; esto a pesar de los esfuerzos para reducir y ajustar estos gastos administrativos. En definitiva, se siguen tomando decisiones desacertadas con relación a la conformación del primer equipo; afirmación que no desconoce y también reconoce la inversión realizada hasta hoy por la actual junta (aprox. 10 mil millones de pesos).

 

Sin embargo, el problema más severo radica en la falta de comunicación con la hinchada. El teléfono roto ha derivado en una eminente falta de credibilidad en el proyecto. Los logros alcanzados por la administración se ven afectados por su propia incapacidad de comunicarlos efectivamente; y los malos resultados deportivos han hecho que aumente la irracionalidad de una hinchada que sufre de una eterna ausencia de alegrías. Se trata entonces de una responsabilidad compartida, de un círculo vicioso que llegó a su punto más crítico el día de la invasión a la cancha.

 

El hincha de Millonarios quiere títulos, pero no entiende ni quiere entender de procesos. La administración es cautelosa, pero parece no dimensionar la pasión de un hincha. Mientras unos se ponen violentos, los otros se mantienen herméticos y callados; y el día a día se traduce en una inestabilidad institucional que se agudiza por la voz malintencionada de los medios y los éxitos deportivos e institucionales de otros que se utilizan equivocadamente como puntos de comparación. Millos necesita encontrar una armonía en su sistema: accionistas, hinchas, jugadores y patrocinadores deben tirar para un mismo lado. Pero esto es imposible con una administración que por momentos se muestra indiferente de puertas para afuera y con una hinchada atrincherada, impaciente y en ocasiones violenta.

 

No se vaya sin leer: Burlarse de Millonarios sale gratis

 

Lo primero que debe pasar es que se comience a valorar realmente el potencial de la hinchada. ¿Cómo? Dándole incidencia y participación activa en decisiones puntuales. Se deben encontrar mecanismos sostenibles de participación que no atenten contra la autonomía de quien legítimamente, gracias a la inversión, tiene el máximo derecho de decisión. Es importante incluir socios minoritarios en la junta directiva y construir un sistema que pueda reunir eficientemente a toda la fuerza de su hinchada en un comité serio y capacitado: un grupo de personas que elegidas democráticamente puedan representar los intereses de los principales dolientes del club, influir y finalmente transmitir los esfuerzos de la administración.

 

El panorama no es oscuro. El incremento accionario de Amber Capital y la subsanación de las deudas comprometen aún más al grupo inversor con los resultados institucionales y deportivos de Millonarios. Ahora, desde la administración, hay que ajustar las formas en las que actualmente se gestiona la relación del club con la hinchada. Así mismo, es crucial disminuir la ansiedad por resultados deportivos inmediatos y crear una base sólida que le permita a Millos blindarse contra los fracasos que inevitablemente vendrán debido a la simple cuestión de que el fútbol no es una ciencia exacta. Se trata de construir un modelo que asegure triunfos con la frecuencia que la historia del club demanda y que disminuya al máximo las probabilidades de no ganar.

 

Entonces, el desafío para la administración es comunicar sus proyectos y sus logros oportunamente; es respetar a la hinchada, ofreciéndole un buen servicio, un reconocimiento y un espacio de participación; así mismo debe comprometerse a no improvisar en la planeación deportiva y a maximizar la inversión costo eficiente en el primer equipo y las divisiones inferiores; también debe ser ambiciosa y arriesgar en el mercado de pases; y sobre todo tiene la obligación de reconocer y recomponer sus errores.

 

Le puede interesar: Diamante en Bruto: Jhon Fredy Duque

 

Por su parte la hinchada tiene que creer, unirse y aportar desde su posición. Nuestro compromiso es asistir al estadio y apoyar, exigir con fundamento y respeto. Si de verdad queremos lo mejor para Millos tenemos que estar preparados para aportar en la próxima capitalización y, ¿por qué no?, en una eventual salida a la bolsa de valores, posibilidad exclusiva de Millonarios en Colombia.

 

Opiniones, posiciones y teorías hay muchas, pero al final lo que todos queremos es ganar. Millonarios necesita recomponer su sistema y para ello demanda responsabilidades de cada una de sus partes. El cambio no será de un día para otro, toma tiempo y requiere de la voluntad expresa de los socios mayoritarios. Sin embargo, las cosas no son tan negras como a veces nos las pintan. Estoy seguro que el día en que los millones de fieles que queremos esta institución logremos alinearnos, Millonarios va a llegar a donde ni siquiera nuestros abuelos alguna vez lo imaginaron.

 

Foto:

Publimetro


Lo más leído