A muchos les asusta el uso de tecnología en el fútbol para asistir al árbitro. Sin embargo, no muchos saben a detalle de qué se trata esta “tecnología”. Por eso, Daniel Sánchez Ojalvo se tomó la molestia de investigar y contarnos.
El primer penalti pitado tras ver una repetición fue concedido esta madrugada en el Mundial de Clubes. En un tiro libre a favor del Kashima Antlers, Orlando Berrio obstruye el paso de Nishi con una zancadilla. El árbitro no vio la falta de manera que no pitó penal. Sin embargo, dado que este es el primer torneo internacional en que se está permitiendo, a título de experimento, el arbitraje asistido por video,(VAR, por sus siglas en inglés) el juez central pudo pitar el penal 40 segundos después de la jugada tras ver una repetición. Así, llega la tecnología y se resucita la pelea entre los que abogan por el status quo de las reglas del fútbol y los que piden la incorporación de la tecnología.
Para dar sentido a este debate es necesario entender las minucias del VAR. El arbitraje asistido por video consiste en el monitoreo constante de la señal televisiva por parte de un cuerpo de análisis arbitral. Este cuerpo se encuentra en contacto directo con el árbitro central. La aplicación del VAR es relativamente sencilla. Se requiere un lugar donde el cuerpo arbitral pueda ubicarse con monitores, múltiples cámaras de televisión (que suelen estar siempre que el partido sea televisado) y uno o varios monitores disponibles en la periferia del campo para que el árbitro pueda ver una repetición con sus propios ojos.
Ahora, el VAR no es una herramienta para que el árbitro ralentice el juego a su capricho. Solo se puede utilizar para tomar una decisión que altere el partido cuando la irregularidad verse sobre: (a) un gol anotado, (b) infracciones en el área, (c) rojas directas y (d) cuando haya confusión en la identidad de un jugador. Sin embargo, es siempre el árbitro quien decide hacer uso y el que toma la primera y última decisión. Esto hace, como ha sucedido en el Mundial de Clubes hasta ahora, que se cuestionen únicamente decisiones que el juez central considere importantes.
Para algunos, este experimento es en sí mismo un acto de perversión que tergiversa el espíritu del juego. Sin embargo, vale la pena recordar que el fútbol como lo conocemos se ha dado gracias a avances tecnológicos. Hace 50 años, la tecnología hacía que el mundo se integrara de manera masiva a este deporte gracias a la transmisión satelital de todos los partidos del mundial de Inglaterra, permitiendo que 400 millones de personas en 75 países del mundo tuvieran acceso a ellos. Además de esto, se introdujeron las repeticiones en cámara lenta. Esto nos dio la posibilidad de ver en vivo el famoso gol fantasma de Geoff Hurst; gol sobre el cual sigue habiendo debate:¿entró o no?.
Controversias así seguirían sucediendo hasta que en los octavos de final del mundial de Sudáfrica no se le concediera a Frank Lampard un claro gol frente a Alemania y se le convalidara uno a Carlos Tévez en posición adelantada frente a México. Esto, junto a la mano de Thierry Henry que clasificó a su país a ese mundial, llevaría a que la FIFA se pronunciase sobre el tema de la tecnología, prometiendo reevaluar su incorporación al juego moderno.
Desde entonces han sucedido tres hechos internacionales notorios que han agitado las redes sociales y a los medios. Estos fueron: el gol fantasma de Artem Milevskiy en la Eurocopa celebrada en su país frente a Inglaterra, el autogol del arquero brasileño Allison en la Copa América Centenario frente a Ecuador y el gol con la mano del peruano Raúl Ruidíaz frente a Brasil en ese mismo certamen.
Todos lo vimos menos el que debía verlo – fuente: Sportyou
El constante llamado para que se incorporen nuevas tecnologías ha dejado dos facciones. Por un lado, están los que van en contra. Los puristas, esos que mantienen su fetiche con el ‘error humano’ y abogan por lo ‘tradicional’. Sus más fuertes argumentos apuntan a que se puede perder el espíritu y la fluidez del juego al igual que la emoción del debate de los espectadores frente a las jugadas. Dentro de esta facción se ubican también los pragmáticos que resaltan que la implementación de nuevas tecnologías podría ser muy costoso, en especial para ligas y torneos de menores recursos. Por último, está también la consideración de algunos paranoicos que temen que la tecnología reemplaze el rol del juez.
Por otro lado, hay una fracción más progresista que insiste que la tecnología podría evitar injusticias. Su punto de vista es que la esencia del juego no se perdería, se conservaría al defender la integridad de las Reglas del Juego. Además, suponen los progresistas que las decisiones las seguirá tomando el árbitro en última instancia. Se considera también que la fluidez no se vería afectada pues suele suceder que ante las controversias los jugadores reclaman y se pierde tiempo mientras el árbitro logra retomar el control del partido. Finalmente, argumentan los defensores de la justicia que en las grandes ligas y torneos los beneficios de la transparencia siempre sopesarán los costos monetarios de las tecnologías.
De la debacle tecnología-fútbol, ya tenemos avances con la incorporación del DAG (sistema de detección automática de goles), un tipo de ojo de halcón que determina cuando el balón cruza la línea de meta. Esta tecnología solo ha sido usada en la Bundesliga, la Premier League, la Serie A, La Liga y la Eredivise con alguna regularidad. Tuvo su debut en el fútbol internacional en los mundiales de mayores de 2014 (masculino) y 2015 (femenino). Tomando estos últimos como ejemplo, los pragmáticos argumentan que el DAG fue utilizado arbitralmente solo once veces (tres en el mundial masculino, ocho en el femenino) en los ciento dieciséis partidos disputados. Es decir, el DAG se usó para tomar una decisión únicamente en el 0,2% de todos los intentos de gol en el mundial masculino y el 0,8% en el femenino. El costo de implementación aproximado fue de 2,76 millones de dólares en el masculino y 1,46 millones en el femenino. Es decir que su costo por decisión efectiva fue de 920.000 y 182.500 dólares respectivamente. Esto es un derroche a sus ojos.
Sin embargo, los progresistas argumentan que la transparencia siempre ha de primar en estas competencias. Tomando como ejemplo el mundial masculino, donde el premio por solo participar en la etapa de grupos es 8 millones de dólares, es entendible que se haga este gasto. Así, para un equipo participando en la final de un mundial un gol bien pitado puede ser la diferencia entre ganar o perder 10 millones de dólares por sobre el premio de ser finalista.
un gol bien pitado puede ser la diferencia entre ganar o perder 10 millones de dólares
Lo que se vendrá ahora es la expansión del debate con la implementación del VAR en torneos de alto calibre. Es importante considerar que los miedos, preocupaciones y sugerencias de los puristas se han tenido en cuenta. Así, la IFAB ha dejado claro que en el caso de los penales y las rojas directas la revisión puede ser positiva o negativa, es decir, se puede revisar que se debería otorgar una roja directa o un penal cuando no se hizo o reversar una de estas decisiones cuando se hicieron. Caso contrario sucede con un gol, ya que solo se puede revisar y reversar uno que se decretó como anotado. De esta manera el gol de Ruidíaz se hubiera podido revisar, más el autogol de Allison no. Esto para no afectar la fluidez del juego.
El caso de la confusión de identidad no fue explicado por la IFAB pero se puede presumir que es cuando se amonesta a quien no cometió una infracción o quien lo hizo pero en reacción a una previa infracción (ej: el caso de Jara / Cavani). Otra aclaración que dejó la IFAB es que el costo de implementar VAR no sería extra si el partido se va a televisar. El único gasto adicional sería la nómina del cuerpo de análisis arbitral. En últimas, se estaría generando empleo.
Así pues, la IFAB ha llevado a cabo junto la federación de fútbol neerlandesa experimentos y capacitaciones durante todo este 2016 para llevar a la realidad este proyecto. A mediados del 2016 en la United Soccer Legue (la C de Estados Unidos) se comenzó a usar el mecanismo otorgando buenos resultados. Se ha comisionado que se lleven a cabo pruebas en competencias de doce países en 2017 incluyendo Alemania y Brasil. De esta manera, si todas las pruebas son exitosas y se mejora la calidad del juego, se prevé que a finales de 2018 o principios de 2019 se incorpore el VAR a las Reglas del Juego. Se daría entonces una integración a la tecnología por parte del fútbol que es más accesible a todos los torneos que sean, como mínimo, televisados con múltiples cámaras sin que sea compulsorio para partidos que no las emplean.
Para la próxima mejor una Tablet
Por ahora el primer experimento en vivo a nivel competitivo en torneos internacionales de mayores se está llevando a cabo. Se podrá observar cómo responden los árbitros, los jugadores y la afición al uso de esta tecnología, si es que se da la ocasión para usarla. Las controversias se van a mantener. La discrecionalidad de los árbitros no se ha alterado. El buen uso y no el abuso de la tecnología puede llevar a que se respeten y se hagan cumplir las Reglas del Juego. De lo contrario podríamos seguramente encontrarnos en una situación en que una clara injusticia sea presenciada por 3.500 millones de personas (la cantidad de gente que se estima podrá ver la final de Rusia 2018) y que, por un anacronismo en las Reglas, el juez no pueda hacer absolutamente nada; tal como le sucedió al árbitro Andrés Cuhna en el caso Ruidíaz.
Y si todavía quedó con ganas de debate siempre puede recurrir a estos, a estos, a estos o a esta joya.
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@eltangafootball