El regreso del América a la A superó las expectativas. Aunque desde el juego no le sobraba nada, Hernán Torres logró darle continuidad al sistema que le permitió ascender y de la mano de un inmenso Martínez Borja el equipo estuvo cerca de jugar la final. Para este semestre llegaron nombres que en el papel ilusionaban, y la idea era que el equipo no dependiera tanto de su goleador y fuera un equipo más rico en la elaboración. Dos triunfos en las dos primeras fechas contra Rionegro y Tolima con muy buenas actuaciones del ‘Queso’ Fernandez y Dario Botinelli eran una gran señal.
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Pero todo fue un espejismo. Llegó la dura derrota 0-3 contra el Junior y las las pésimas decisiones en la planificación deportiva quedaron en evidencia. Los refuerzos han sido un desastre; lo de Silva, Botinelli y el ‘Queso’ ha sido verdaderamente pobre. Elkin Blanco destruye mucho pero construye poco y la salida de Lucumí resulto trágica. Además, por las lesiones de Martínez Borja, hoy se puede decir que literalmente no hay quien la meta. En las tribunas, los disturbios entre los hinchas, el papelón contra el Cali y la impaciencia con Torres configuraron un ambiente hostil. Muy hostil. Dañino para la salud del club. En definitiva, dos meses después de un arranque promisorio,el América vuelve a vérsela con el fantasma del descenso.
El club advirtió que el desgaste con el cuerpo técnico de Torres llegó a su límite. La frescura del nuevo mensaje del ‘Polilla’ puede ser bueno peor no será suficiente. Los jugadores necesitan sentir la compañía y el respaldo de su gente. La presión a la que son sometidos los jugadores de fútbol hoy en día en situaciones límite influye en su juego. No tengamos ninguna duda. El caso de la Selección Argentina es notable. Un ambiente violento y virulento desde la prensa y la gente los asfixia. El caso más comparable con el del América es el descenso de River. Aquel equipo tenía al ‘Coco’ Villalba, Erik Lamela, Mariano Pavone. Lejos de ser el peor equipo de Argentina. Pero la perversa espiral de un ambiente hostil y violento superó a los jugadores. ¿Cómo jugar bien al fútbol si unos encapuchados entran a la cancha a agredir al equipo?
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Una hinchada impaciente y difícil puede ser un jugador más en contra en momentos decisivos. Si la hinchada del América no entiende la urgencia del momento puede hacer que su equipo deba vencer a doce en estas nueve fechas trascendentales. Sin duda hubo errores de la dirigencia. Seguro a algunos jugadores les faltó compromiso y a lo mejor Hernán Torres fue terco con algunas decisiones. Pero esas cosas en este momento no tienen ninguna importancia. El equipo necesita, en las nueve las nuevas finales que le quedan, sentirse arropado por los suyos. Si el rival empieza ganando, el calor de la las tribunas debe ser un estimulo para remontar, no en una feria de rechiflas y reclamos que apuran al jugador en la toma de decisiones con el balón. Amigos del América, el FPC los necesita en la A. Y el equipo los necesita a ustedes. O se unen, o se van a la B.
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Foto: as.com