La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
La figura de jugadores retirados que hacen de comentaristas en las transmisiones de partidos en vivo es un fenómeno reciente en Colombia. Con mayor o menor éxito, las grandes cadenas de otros países lo implementaron antes que nosotros. El caso de Diego Latorre es el más notable. De desequilibrante y célebre delantero pasó a convertirse en el mejor —en mi opinión— analista y comentarista del periodismo argentino. Arrancó en el 2007 al lado de hombres que llevaban décadas en la materia y a los cinco años ya les llevaba años luz. Hoy no tiene nada que envidiarles, es más, tiene mucho por enseñarles.
En Colombia el tema es muy diferente. La creciente contratación de jugadores retirados en puestos de impacto y relevancia no ha caído bien en sectores del medio. De la cancha al set llegan viejas glorias del fútbol a quitarles el puesto para el que han trabajado toda su vida.
Esto nos lleva a ahondar en un debate que el medio debe dar: por un lado, los periodistas y comunicadores de oficio dirán que los jugadores carecen de preparación y formación. No saben hablar, escribir, discernir y argumentar de la manera que exige un gran medio de comunicación. Por otro lado, los jugadores retirados dirán que el periodista tiene un conocimiento muy limitado del juego. Que apelan al amarillismo, a la polémica y a cosas periféricas, o por desconocimiento o para darle prioridad a una agenda específica.
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En esencia las dos partes tienen razón. Y la verdad, como casi todo en la vida, suele estar en el punto medio de las cosas. La llegada de futbolistas a los medios puede estimular a los comunicadores a prepararse mejor, a tomarse el análisis y el estudio del fútbol con mayor rigor. Estudiar, leer, ver mucho fútbol, de muchas ligas.
Esa es una discusión y una autocrítica que el medio debe tomarse en serio. Con algunos ejemplos escasos y aislados, el papel de los comentaristas en Colombia es puramente descriptivo. Es una voz que cuenta lo que la imagen muestra. Pregunto: ¿cuántos de verdad nos cuentan el por qué de las cosas, el pensamiento de los entrenadores, el plan de juego, las decisiones tácticas, la estrategia, por qué un jugador tomó esa decisión y no otra?
En el caso de los futbolistas-comentaristas la exigencia y la crítica debe venir desde la audiencia. Ellos tienen todo el derecho de pretender trabajar como analistas o comentaristas, pero la vara no puede ser tan baja. No puede ser una cuestión de hablar de fútbol como lo hablaban entre ellos en las concentraciones y ya. Así sea de economía, política, fútbol o moda, un periodista, en sí, debe saber hablar muy bien. Mucho mejor que la media de la población. Tener un amplio y rico manejo del español. Demostrar capacidad crítica y reflexiva. Manejar recursos y tener agilidad mental para responder en directo a cualquier cuestión que se les plantee.
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Teniendo esto en cuenta, tengo que decir que la puesta en escena de Faryd Mondragón, Aristizabal, René Valenciano, el ‘Tino’ Asprilla, Fabián Vargas, entre otros, es lamentable. Por aspectos de forma y fondo. Que hayan jugado fútbol profesional no quiere decir que también tengan una capacidad innata para comunicarlo. Messi tiene todo el fútbol del mundo en su cabeza, pero Guardiola, que fue mucho peor jugador, lo expresa mejor. Sus enormes habilidades cognitivas y comunicativas le permiten ser el fenómeno de entrenador que es.
Maradona fue 100 veces mejor jugador que Diego Latorre, pero este se ha preparado, es más inteligente, más culto. No se quedó con su conocimiento empírico. Se llenó de conceptos. Lo jugó 100 veces peor, pero lo explica 100 veces mejor que Maradona.
En Colombia parece que basta con un apellido famoso en el fútbol. Las grandes cadenas lo han entendido así, y para incorporar a jugadores en sus filas no les exigen bagaje y preparación. Faryd Mondragón, a pesar de demostrar durante varios meses el pésimo comunicador que es —su poca elocuencia, su lentitud para construir frases sobre la marcha— es uno de los comentaristas bandera del medio que tiene los derechos del fútbol colombiano.
Estoy seguro de que de la competencia feroz entre periodistas y futbolistas por los mejores puestos saldrán cosas buenas. La competencia obliga a prepararse y a ser mejor profesional. Como televidente me siento en el derecho de pedirle a los ex-jugadores que estén a la altura de las circunstancias.
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Foto: youtube.com