Fútbol de Barrio: El paquete

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En estas historias, producto de las rondas por los barrios bogotanos que hace el escritor Nicolás Peña, ficción y realidad se juegan un cotejo. Y entonces aparece el fútbol de Barrio con sus personajes. 

 

La elástica. La misma que hacía por la banda el gordo Ronaldo. Con la que brillaba el dientón Ronaldinho. Esa que rompe caderas. Siempre la elástica. “Pero nunca le sale a ese huevón”, repite Carlos con algo de putería y risa cuando habla de Pepe, su amigo de la infancia, con el que de pequeño iba al parque a lanzar de cancha a cancha el balón: las famosas chutias.

 

Pepe es el más paquete del equipo, posiblemente del torneo y del barrio, “pero nada que hacer, es pana, cómo no meter al pana”. Porque el fútbol también es para estar con las amistades. Varios vaciadones se ha llevado Pepe, el narizón, el que de vez en cuando hace un golazo de arepa, el que toma cerveza Águila y nunca cae: “porque para eso sí es bueno”. Ese mismo que compra los mejores pisos, las balacas para las manos, las camisetas de Messi: el paquete que siempre lleva el balón y llega temprano: “y dígame, ¿cómo no meterlo?”.

 

Otra historia de Barrio: Hernán y el Pitufo

 

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Pero a todos de vez en cuando los vuelve locos. “Trata de hacer una gambeta y se la quitan, siempre”, repite Hayder, un primo segundo suyo que una vez lo sentó de un puño porque Pepe, por sacarse en su propio arco a otro man, la perdió y los clavaron. “Es que Hayder también es bien pasado, no tenía por qué haberle pegado”. Y él las practica: la bicicleta, la elástica, la vuelta al mundo. Una y otra vez. Todos los días las repite. “Pero ni mierda, nunca le salen”.

 

Otra historia de Barrio: Gutiérrez. 

 

La gente se ríe, nadie cree en Pepe. Pero es un amigo, y un jugador necesario. Ese que siempre lleva extra medias, doble canillera, balón por si a alguien se le quedó la pecosa o la bomba de aire. El que llega temprano y calienta. Y para qué, pero lo quieren, hasta ha llegado a hacer buenos goles y a salvar partidos. “Una vez intentó hacer un taco y en vez de pegarle al balón le pegó a un man del otro equipo, el que más jugaba. Se armó tremenda pelea. Pero bueno, Pepe lesionó al man y ganamos el partido, ese día le gastamos las cervezas”, repite Carlos mientras sigue pensando en Pepe, y hasta la putería se le quita, y alcanza a pensar que no es tan malo como todos creen, o que al menos algo le aporta al equipo, algo más allá de goles y victorias.

 

Termine con más Fútbol de Barrio: John Alias ‘Ojo Loco’. 


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