Acá las claves del partido que le compró la final más importante de su historia a Millonarios.
Bejaraña
El fútbol es como es y muy rápidamente la gente se irá olvidando de este América de Cali. La final capitalina eclipsará todo lo ocurrido en el semestre y a partir de mañana (sino es que desde ya) nada más importa. Sin embargo, es casi una responsabilidad moral deshacerse en elogios con Bejarano. Con Bejaraña. ¡Qué pedazo de arquero!
Antes de hablar del Polilla, antes de hablar de Borja, para explicar por qué este equipo carente de talento, de ideas, de elaboración, de nombres –carente de todo– llegó hasta acá, con vida hasta el último momento y arraigado a la primera división, se deberá hablar de Carlos. Hoy, además del penal, sacó dos cabezazos de fantasía y 4 opciones de gol más. Es conmovedor cuando el que cuida los palos, ganando o no, eliminado o no, sabe que es el héroe indiscutible.
Macalister Silva.
El partido que esta noche le plantó el Polilla a Millonarios es parecido a lo que se le vendrá con Santa Fe. Tres perros de caza en la mitad, dos extremos rápidos, un punta, verticalidad y disputa. Millos, que sin ser el Manchester City sí busca crecer y entenderse a partir de la elaboración, agradece montones que Macalister Silva, su organizador, el que ata los cabos, llegué a la hora de la verdad en este nivel.
Pensando en la final, se antoja evidente que el gran reto de Russo será rodear y surtir al 14 y evitar que la infernal mitad de la cancha roja lo encierre en su laberinto. Cuando Silva fluye, Millonarios viaja junto, sonríe Del Valle, se activa Mosquera e incluso Duvier entra en disposición colectiva; pero cuando se sustrae, cuando se le pierde el balón, el equipo entra en un golpe a golpe desarticulado que fortalece a un rival como Santa Fe. Su desempeño en la final, en gran medida, determinará la suerte azul.
¿Rotar o no rotar?
El partido de hoy, con la cancha aún más mojada que anoche para Santa Fe, fue aburrido y espeso porque a estas alturas de la temporada jugar en una cancha en esas condiciones hace que todo duela, que todo cueste un poco más. Millonarios cumplió, el equipo se vació por completo y no dejó que el América mandara nunca en el partido. Con Duque y Riascos de vuelta, la gente recita el 11 de memoria. Como debe ser en este punto, ya no hay misterios.
Pero, ¿y las piernas? Los partidos contra Santa fe suponen un verdadero infierno de intensidad y de nervio; y el miércoles, con su gente, Millonarios necesita estar entero para poner las ideas y el ritmo. ¿No será inteligente rotar? ¿No pasará por la cabeza de Russo volver a probar con Huerfano desde el vamos? ¿Aguanta Carachito? ¿Aguanta Ayron? Al final, excepto el maratonista Duque, fue evidente que al equipo le pesaron las piernas… Lo que se viene es demasiado importante como para enfrentarlo sin el tanque lleno. No se sorprendan si el miércoles algún fijo empieza en el banquillo.
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