Cuando se habla de la ciudad de Barcelona y de fútbol, pensamos automáticamente en el F.C. Barcelona. Pero casi siempre se olvida que en la ciudad condal también juega un equipo igual de longevo y honorable: el Espanyol. Por varias razones debe haber pocas cosas más difíciles que ser hincha del Espanyol en Barcelona.
Hace una semana el barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat publicó una encuesta sobre las preferencias de los aficionados al fútbol en la ciudad de Barcelona. Dicha encuesta arrojó que el equipo con más seguidores, entre los que les gusta el fútbol, es el FC Barcelona (77,5%), el segundo es el Real Madrid (10,4%) y el tercero el RCD Espanyol (3,6%).
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Esa cifra tiene un contexto que la explica. Por un lado, toda la plataforma mediática de la ciudad (Mundo Deportivo y Diario Sport) es expresamente culé. Son medios dedicados a hablar por y para el Barca. El Espanyol rara vez aparece en sus contenidos. Por otro lado, desde la guerra civil española el Barca ha sido usado cómo trinchera y trampolín político. Este club es sobre todo un fenómeno social. Célebre es la frase de Vázquez Montalván que dice: “el Barcelona es el ejército desarmado de Catalunya“. Para los políticos resulta muy rentable “jugar” en el Camp Nou, y en días de agitación y movimientos independentistas aún más.
Por ser una minoría, por sufrir la indiferencia de los grandes medios y la clase política, por ser aplastados por el poder económico y deportivo de su vecino multicampeón de Europa, por seguir a unos colores y a un sentimiento, y no claudicar ante el éxito y la moda, los “Periquitos” son los hincas más valientes del mundo.
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