Por segunda vez consecutiva, Juan David Valencia le dio el clásico a Santa Fe. Estas fueron las tres conclusiones que nos dejó el clásico bogotano:
Millos no tiene conductor
Russo simplemente no encuentra la manera para que sus volantes combinen con criterio en el último cuarto de cancha. A pesar de que logra adelantar líneas y de inquietar con remates desde afuera y chispazos esporádicos de sus individualidades, Millonarios todavía no encuentra el camino limpio al gol. Hace falta un último pase.
En su 4-3-3, Russo volvió a sentar a Duque y alineó una línea de tres con ‘Carachito’ de cabeza de área; y Macalister y Rojas de interiores. En el papel esta es una línea de volantes ofensiva, con jugadores de buen pie para combinar, adueñarse de la mitad y habilitar a los de arriba. Pero, nada… Macalister y Rojas no combinaron nunca por adentro y ‘Carachito’ —que tiene un primer pase más profundo que el de Duque— estuvo muy impreciso en la salida.
Sin volantes conductores, el arma de Russo fue la media distancia y el amor propio. En el primer tiempo los remates de media distancia fueron la excusa perfecta para que Castellanos demostrará que es de selección; el segundo tiempo se jugó en campo de Santa Fe, pero la garra y las ganas no fueron suficientes.
Y en defensa… bueno, Millos no se ayuda. Las pérdidas en salida de los volantes fueron incontables y cuando De los Santos y Figueroa tenían el balón en los pies todo era nerviosismo.
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Santa Fe fue Santa Fe
El ‘Rojo’ es pura jerarquía. No fue un partido brillante, Santa Fe no fue vistoso, pero los tres puntos le siguen dando la razón a Gregorio.
El uruguayo paró dos líneas de cuatro, un bloque férreo, organizado y claro en su idea. En la mitad jugaron Perlaza y Soto, que reemplazó al feroz Gordillo. Por derecha se paró Roa y por izquierda Valencia. Este último se creyó Neymar y fue la apuesta ofensiva de su equipo. Cada vez que pudo encarar hacia delante pasó y generó peligro. Más allá del gol en un tiro de esquina, Valencia hizo un partido consagratorio.
En defensa estuvo implacable y en ataque se vio a un equipo inteligente, de sangre fría. Sus opciones más claras vinieron tras las pérdidas de los volantes y los errores infantiles de los centrales de Millos. Con Plata, Yamilson y Valencia apostarle a las transiciones rápidas es un buen negocio.
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Jader Valencia desnudó a Millos
A los futboleros nos encanta ver gente joven en la cancha. Para el hincha de Millos debe ser gratificante ver que Russo confía en jugadores como Jader Valencia. Ese debe ser el camino. Sin embargo, que ante la lesión de Riascos, que un niño sea el encargado de luchar cuerpo a cuerpo con un central como Tesillo en el clásico bogotano da cuenta de lo mal que Millos planificó la temporada.
Valencia es un buen jugador; hay que estar muy bien dotado para ser tan joven y entrar en los planes de Russo. Ahora, a los 17 años, a menos de que uno se llame Lukaku, es muy difícil ser el nueve de área de un equipo.
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