Todos estamos felices con el nuevo Brasil. Fútbol total y obsesión ofensiva. Cortica y al pie, le contamos la revolución dentro de la revolución de Tite: la revolución china en Brasil.
Renato Augusto
Potencia, malabarismo y fortaleza física en un mismo saco. Aunque hasta ahora, a sus 28, se hizo famoso, cuando niño la rompió en el ‘Fla’ y después se hizo hombre en el Bayern Leverkusen. Ya de grande llegó al Corinthians y allí se conoció con Tite. El fútbol sabe lo que hace. Hoy la rompe en el fútbol chino.
Desde que Tite está al mando, Renato ha jugado todos los minutos. Su efectividad de pase roza el 90% y lleva una asistencia. Pero lo importante no está en los números. Olvídelos.
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Brasil tiene en él el equilibrio perfecto, porque a lo largo de su carrera ha sido media punta, extremo y organizador interior. En la nueva Brasil, recostado en la izquierda, le permite a Neymar ser tan anárquico como le venga en gana.
¿Se desatan Coutinho, Neymar, Paulinho y Firminho? ¿Se sueltan también los laterales? Tranquilos. Él y Casemiro siempre cubren la espalda. Además, cuando le toca disfrazarse de mago está a la altura de sus superiores, como extremo o acompañante interno, galopando como lo hacía Kaká, salta líneas y es capaz de todo.
Paulinho
-Lo hace bien- comentó un hincha cualquiera cuando conoció a Paulinho en el Tottenham. -No está mal- le respondió el colega de bar, otro volante más de la nueva era brasilera. Otro rocoso. Luego, relegado en el Tottenham y tentado por China se fue al país de los fideos. Hasta acá su historia pensaron los amigos, pensamos usted y yo… Hasta que llegó Tite.
Con Casemiro como el gran perro de caza, Tite tenía para él un plan sencillo y especial: combinar a Iniesta con Yaya Touré. Paulinho entendió el mensaje, lo hizo propio y para emoción de todos, contra Uruguay y Paraguay, lo logró. Un auténtico milagro. ¿Cómo?
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En teoría está para cerrar la primera línea de tres de Tite. Y sí, Paulinho completa siempre el triángulo de la mitad, defiende con eficacia el juego aéreo, le cubre la espalda a Coutinho y es un seguro de vida para que el lateral derecho se permita el entusiasmo.
Pero el truco está en que Paulinho se doblega. Nos engaña. Y entonces suele ser la primera asfixia de Brasil. Cuando el equipo acelera, como un rinoceronte, él ataca el área, para definir o pivotear. Cuando se disfraza de extremo, suele ganar el uno contra uno. Cuando huele el espacio, la cuelga al ángulo. Y no se cansa, Paulinho nunca se cansa.
Esta jornada su show empezó con un Hat-trick y terminó con una asistencia iniestiana. Luego, junto a Renato, volaron hacia China. Sabiendo, en silencio, que el que juega bien, juega bien en la playa o en la China.
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Foto: superligachina